barcelona. Sin esconder que se crió en una familia pobre y numerosa que vivía del subsidio del padre discapacitado y sin acudir a la escuela, la columnista británica Caitlin Moran presentó ayer en Barcelona Cómo ser mujer, un libro "sucio sobre el feminismo, con el que todo el mundo se puede identificar".
Publicado con gran éxito en una treintena de países, entre ellos EEUU y China, Moran, muy conocida en Gran Bretaña por sus columnas y sus críticas de televisión en The Times, comentó que su segundo libro es una historia de no ficción, en la que tanto habla en primera persona y sin ningún pudor sobre la regla, la masturbación y sus dos hijas, como sobre el aborto. Moran reivindicó ayer las teorías feministas y defendió que "hacer la revolución social y cambiar el mundo puede ser muy divertido". Con unos ojos pintados a lo Amy Winehouse, la escritora, acompañada por el editor de Anagrama, Jorge Herralde, señaló que ha armado esta crónica desenfadada e irreverente porque desde siempre ha tenido claro que, cuando nació en 1975, lo hizo en un patriarcado. "Quería escribir sobre eso, porque el feminismo me parece algo encerrado en círculos académicos, y yo vengo de la cultura pop y quería mostrar mis experiencias personales y divertidas, con un libro sucio sobre el feminismo con el que todo el mundo se pudiera identificar", confesó.
Dirigido a hombres y mujeres, jóvenes y mayores, Moran aseveró que tampoco ha querido un libro de autoayuda: "Lo que digo en estas páginas es que no te preocupes por todos los supuestos problemas de ser mujer. Intenta ser buena persona y diviértete". Con una primera novela escrita a los 13 años y periodista musical desde los 16, Caitlin Moran afirmó que el feminismo no es una serie de reglas, ni un libro a estudiar con un examen final. En su opinión, se trata de ofrecer herramientas a los lectores "para que analicen sus vidas y vean si lo que les ocurre es injusto o no lo es". Cómo ser mujer se ha prohibido en varios países, tanto de Latinoamérica, por el capítulo dedicado al aborto, como en Bahrein o Catar. "Me han dicho -indicó ayer con cierta satisfacción- que allí hay clubes de lectura secretos".