Tenemos circo en Vitoria: El Circo de los Horrores (Manicomio) ha aterrizado. El ourensano Suso Silva es el director artístico de este espectáculo pensado para adultos y, también, padre de la idea original. Silva obtuvo el Premio Nacional de Circo 2003, un premio que otorga el Ministerio de Educación a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. En 2007, Suso pergeñó el Circo de los Horrores, que no deja de ser un cóctel fantástico en el que se mezcla la escuela clásica de circo, con elementos extraídos del teatro y el cabaret. Cóctel que se vierte sobre una puesta en escena oscura y tenebrosa. Suso Silva inició su carrera artística como intérprete de pantomima en la versión de Mimo y algo se nota, pues encarna con eficacia en este espectáculo circense el personaje de Nosferatu, maestro de ceremonias del show.
El espectáculo viene precedido de cierta polémica: la Asociación Granadina de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Agrafem) denunció públicamente al Circo de los Horrores por considerarlo "irrespetuoso" y una "mofa" tanto de las personas que sobrellevan enfermedades mentales como de los profesionales que trabajan con éstas. Y es que el espectáculo está ambientado en un antiguo y tétrico hospital mental de finales del siglo XIX. Quizá por aquellas críticas, la compañía manifiesta al principio del show "su rechazo ante cualquier estigmatización de este tipo de enfermedades y quienes las padecen". En este circo un tanto mutado en cabaret de los horrores, los contorsionistas, malabaristas, acróbatas, payasos? interactúan con el propio público, recordándonos en ocasiones a la Fura del Baus.
Más allá de los aciertos y desaciertos del Circo de los Horrores, es reconfortante siempre reencontrarse -aunque sean en una versión mutada- con las artes circenses. Pues el circo forma parte de nuestra cultura desde tiempos inmemoriales y es cuna de las actuales artes escénicas. Incluso ciertas técnicas que lo conforman, como pueden ser la acrobacia, el malabarismo y el contorsionismo, tuvieron vida aún antes de la propia existencia del circo. La razón de esto estriba en que prácticas como el equilibrio estaban presentes en la preparación de los guerreros, en los diversos rituales religiosos y en otras prácticas de índole celebrativo, festivo. No obstante, pese al ingente número de antecedentes que podríamos recopilar sobre los inicios del circo, hay certeza histórica de que los romanos fueron los que usaron por primera vez la palabra circo para denominar a todas estas prácticas de recreación y espectáculo ante un público. Decir que el circo ya no es lo que era -pues ya no es un fenómeno de masas como antes del nacimiento del cine y de la televisión- es decir una obviedad. Pero en algunos países el circo goza de excelente salud. Rusia, por ejemplo, cuenta con numerosos circos permanentes y el propio Estado se encarga de proteger y apoyar con convicción este tipo de arte.