BRIAN Flanagan logró desempeñarse tan bien dentro de la barra como fuera. Su sueño era poner en pie el mejor club de cócteles de Nueva York. Corría el año 1988 y el reto fue aceptado por Tom Cruise en forma de película, referencia para los bartender de la época.
Décadas después, y a unos cuantos kilómetros de distancia de la Gran Manzana, Raúl Fernández inicia una nueva andadura al frente del Vittoria Bar con un impulso decidido al mundo de la coctelería clásica. Encontró la excusa perfecta después de competir en la final nacional de coctelería organizada por la marca francesa GVine y en la que el jurado le concedió una mención a la innovación por su cóctel de ginebra fusionado con ostras.
Así que Fernández y todo su equipo abría esta semana las puertas de su templo para sacar brillo al primer púlpito de coctelería de la capital alavesa y aumentar de paso la nónima de feligreses. Para esta primera homilía, el Vittoria Bar contó con la presencia del vizcaíno David Ríos, reciente campeón estatal del concurso mundial de coctelería Worldclass, que participará a finales de mes en la final europea que se celebrará en Madrid.
Esta nueva etapa del local, ubicado en la rotonda de la Antonia, trae consigo también la incorporación de un nuevo cocinero: Ignacio Arcos. Con más de treinta años de experiencia en el recientemente clausurado restaurante Urdiña, el chef aportará su pericia culinaria en el tratamiento del producto y la materia prima de calidad como sustento de los platos de toda la vida y las creaciones atemporales. Acompañado de Alex Martínez de Icaya, el dúo diseñó para la ocasión un menú que maridó con los vinos de Bodegas Perica y del que pudieron disfrutar más de 60 invitados, entre ellos, David Perica, Daniel Salvador y Primi Cifuentes, en representación de la firma vitivinícola de San Asensio.
Entre platos de capuccino de perretxikos, codorniz escabechada, taco de atún rojo, tournedó de solomillo y soufle de chocolate, la cata sirvió para paladear en exclusiva el blanco 6 Cepas 6, un vino elaborado a partir de las variedades viura y verdejo de viñedos propios de Perica. Después de un ligero prensado en el que se obtiene el mosto flor, este pasa a depósitos de acero inoxidable donde se lleva a cabo una ligera clarificación y una maceración de los hollejos de la uva con el propio mosto con el fin de obtener el máximo potencial aromático.
Tras el paso por su versión en tinto llegó el momento de paladear la joya de la corona: el Perica Oro. De edición limitada y numerada, este vino procede de una selección de los mejores viñedos de la marca, con más de 60 años de antigüedad. Un caldo de autor en tiempos modernos, toda una declaración de intenciones.
Pasando consulta
En La Farmacia que ha estrenado Carlos Antolín no hay listas de espera ni pacientes insatisfechos con el tratamiento prescrito. No hay urgencias que valgan, solo un dispensario de cafés para todos los gustos, copas bien puestas y el mejor recetario para animar la hora del vermú. El inquieto hostelero salta al otro lado de la calle de su Posada del Duende y se enfunda, de nuevo, la bata blanca para relanzar un bar en la calle Santa Lucía, una nueva consulta que pretende animar el actual alicaído ritmo callejero de Judimendi, no hace mucho uno de los barrios más inquietos de Vitoria-Gasteiz.
Y lo va a hacer todos los días a partir del mediodía prescribiendo fármacos en forma de aperitivos, tostitas y pintxos al momento. Un material energético que tendrá su continuidad en el rato del café: calentito pero que no queme, con dos azucarillos, sin espuma, con sacarina, capuchino, frappe? Y por la tarde-noche, el momento de la copa relajada, el dictamen entre amigos y la charla sosegada que para eso es especialista Antolín en combinados y gintonic. De todo ello dieron buena cuenta los primeros pacientes que abarrotaron el martes el local a pesar de la lluvia y el ambiente gris que parece no abandonar nunca la capital alavesa.