estocolmo.EL nuevo museo de Abba en Estocolmo no tiene en su entrada un Yellow Submarine que ofrecer a sus visitantes, como el museo de los Beatles en Liverpool. Pero, a partir de hoy, los fans del cuarteto sueco podrán bailar allí el Dancing Queen de Abba y convertirse en el quinto miembro de la banda, rodeados de hologramas tridimensionales a tamaño real de Anni-Frid, Agnetha, Benny y Björn. Hasta su disolución, en 1982, Abba vendió más de 180 millones de discos en todo el mundo, con hits como Waterloo, SOS o Money, Money, Money. El Museo ABBA presentará una visión conjunta del grupo desde sus fundación en 1970 y el impacto de Waterloo en 1974 a las grandes giras internacionales y la separación en 1983. Desde entonces ABBA ha seguido con vida a través del trabajo musical de Björn y Benny, al margen del nombre del grupo y del musical Mamma Mia que hizo renacer el interés por la banda.

Treinta años después, Björn Ulvaeus es uno de los que más se ha implicado económicamente en el museo dedicado a la banda. Allí, a lo largo de sus 5.000 metros cuadrados de exposición, los visitantes pueden contemplar todo tipo de recuerdos de aquellos años dorados (1974-1982), desde sus legendarios zapatos con plataforma a sus míticos trajes setenteros. También vuelve a estar allí el famoso pero temporalmente desaparecido estudio de grabación Polar. La comisaria de la exposición, Ingmarie Halling, encontró la mesa de mezclas "en internet", cuenta en el diario Svenska Dagbladet. Halling había trabajado como estilista de Abba en el pasado.

Los antiguos miembros del cuarteto han mostrado de forma muy diferente su interés en el museo. Agneta Fältskog, de 63 años, no acudirá ni a la inauguración oficial ni a la presentación previa a la prensa que se realizó ayer. "Se encuentra en Londres promocionando su disco en solitario", señaló la portavoz del museo, Lotta Balodis. Pero sí habrá photocall con Anni-Frid Lyngstad (67) y Benny Andersson (66). El único que responderá a las preguntas de los medios será Björn.

no habrá regreso Y como siempre que se trata de algo relacionado con Abba, será inevitable que le planteen el posible regreso de la banda. Recientemente, Fältskog declaró en una entrevista con Zeitmagazin que, pese a su fama de estar cansada de Abba, no es por ella. "¿Quizá un concierto con fines benéficos?". Ulvaeus, en cambio, dijo al Svenska Dagbladet que "cierra la puerta". "Si eres un turista extranjero, conoces un par de marcas suecas, como Ikea y Abba. En Estocolmo, a la gente le interesa mucho menos", dijo sobre el futuro que prevé para el museo. "No, no habrá reunificación", repitió tajantemente ayer Ulvaeus durante la presentación a los medios del museo. Según contó en la rueda de prensa, los apenas diez años que pasó junto a Anni-Frid, Agnetha y Benny fueron "los más creativos" de su vida. Pero, ¿fueron también los más felices? "No diría eso", respondió.

Hoy abre sus puertas al público el museo, que se encuentra en la isla Djurgarden de Estocolmo. Al menos en cuanto a la iniciativa, ha influido el éxito del museo de los Beatles en Liverpool. Pero en lo musical, Ulvaeus rechaza toda comparación con el cuarteto británico: "Ellos son los más grandes, son dioses".