Vitoria. Llegar a cumplir la trigésima edición en cualquier cuestión relacionada con la cultura, y más en estos tiempos, parece un milagro. Pero este fin de semana, el rapsoda Javier Herrero sopla tantas como esas velas, aunque sea de manera simbólica, sobre el escenario del Aula Fundación Caja Vital. Eso sí, el mejor regalo no es hacer algo diferente, sino volver a encontrarse con el público para vivir un Recital de Primavera más, distinto en cuanto al contenido con respecto a los que le han precedido, y, al mismo tiempo, igual, ya que la palabra no estará sola.

La primera cita será mañana. La segunda, el domingo. Ambas a las 20.00 horas en las tablas del centro comercial Dendaraba con las entradas disponibles por 4 euros. "Lo mejor de estas treinta ediciones es que el público siempre ha respondido y esperemos que seamos capaces de volver a atraerles esta vez", explica Herrero.

Para ello, incluso por encima de la crisis y de los recortes que se repiten en los últimos años, se ha preparado un espectáculo poético bautizado como El balcón de la luna, un viaje, entre lúdico, divertido, crítico y ácido, hacia la poesía de los siglos XVIII y XIX, y el retrato de los personajes que se movían cerca de las esferas de poder.

"Se podrían haber dando varias selecciones de autores y en ese sentido no ha sido nada fácil", apunta el rapsoda, que ha querido establecer dos partes diferenciadas dentro del recital, dejando la parte más picaresca para la segunda. En ese momento será cuando cobre peso la presencia de la cantaora Sandra Pinilla y el guitarrista Juan Manuel Morote.

Ambos repiten en la colaboración con Herrero, un contrapunto que el rapsoda busca siempre y de manera total y absolutamente premeditada. Eso sí, al final la protagonista, tampoco hay que olvidarlo, es la poesía. Y los versos de este fin de semana sonarán a Edgar Allan Poe, a Félix María Samaniego, a José Zorilla, a José Carlos de Luna, a Ana Rossetti... Suyas serán las palabras que resuenen, con la música presente, sabiendo acompañar y sin competir con el verso.

Así se compondrá un recital de número redondo. ". El tiempo se ha pasado muy rápido. Todas y cada una de las treinta ediciones han sido especiales, no puedo quedarme con ninguna. Sólo puedo agradecer al público y, también, a todos los colaboradores que han compartido estos momentos conmigo. En todos los recitales hemos puesto el alma, nos hemos volcado por entero", describe Herrero.

Ya el lunes será el momento de empezar a pensar en el Recital de Otoño, otra cita que nunca falla. Bueno, por lo menos mientras la crisis no siga insistiendo en los recortes. "Ya hay cosas avanzadas", dice Herrero. Eso sí, tal vez en mayo se produzca un nuevo encuentro con el público. No son pocos los que están intentando poner de su parte para realizar en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa un homenaje al poeta Mariano Iñigo, fallecido a finales del año pasado. "Me hace especial ilusión porque le tenía un gran cariño". Eso ya llegará. De momento, la primavera reclama mañana y el domingo los versos de cada año.