madrid. La escritora cubana Zoe Valdés rescata la apasionante vida de Dona Maar en La mujer que llora (Planeta), la obra ganadora del Premio Azorín 2013 en la que narra un pasaje de la vida de esta artista, clave en el movimiento surrealista y una de las amantes de Pablo Picasso.

No es la primera vez que Valdés hace referencia al mundo del arte y algunos ejemplos son los relatos La cazadora de astros o Una novelista en el Museo del Louvre. En este caso, escoge a una mujer que "significó mucho en su época" y se centra en un viaje a Venecia. Maar (París, 1907-1997) fue fotógrafa, pintora, musa y amante de varios artistas, aunque quien más marcó a la artista fue Picasso, con quien mantuvo una relación tormentosa. "Él encontró en ella una mujer con quien dialogar a un gran nivel intelectual", cuenta Valdés. El hilo conductor de la novela es la semana que la artista pasa en la ciudad italiana junto a James Lord y Bernard Minoret, un viaje clave en su vida, ya que a su vuelta se recluyó para siempre, alejada de todo y de todos. "Aislarse fue una manera de suicidarse. Para una mujer tan vital, desaparecer fue una opción elegante, pero al mismo tiempo violento para ella", cuenta. La escritora tardó seis años y medio en escribir la novela, en la que buscó un "paralelismo" entre dos épocas y que el lector se diera cuenta de que existe una conexión con la situación actual. "Hay un punto en común con la bestialidad humana. No nos damos cuenta de que los errores se repiten", indica.

y picasso La presencia de Picasso puede acaparar la novela, aunque tan solo sirva para apoyar la biografía de otro artista. Es imposible no otorgarle un gran lugar a alguien que para Valdés ocupa un espacio especial en el arte y al que tuvo que mantener alejado. "Al igual que ocurrió en la vida de Maar, también se pudo comer mi novela", cuenta. Según Valdés, el malagueño huía de la fragilidad y de la muerte; por ello, cuando se dio cuenta de que Dora Maar enfermó, comenzó a alejarse. Finalmente, con apenas 34 años fue ingresada en una clínica psiquiátrica flanqueada por Picasso, su amigo Eluard y Lacan, quien la sometió a terribles sesiones de electrochoque.