EN la dinámica social, el uso de las encuestas como medidores de estados de opinión de los ciudadanos ocupa cada día más tiempo y más inversión, dado el carácter líquido y cambiante de los comportamientos sociales que mutan con la velocidad del rayo y se posicionan también velozmente sobre cada acontecimiento de actualidad. Encuestas y encuestadores pululan en las calles para recoger matemáticamente resultados, curvas y tendencias que ayuden a comprender la realidad ofreciendo fotografías de perfiles sociales. El CIS suministra información sobre comportamientos de consumo, que en los últimos días se ha centrado en los medios. Dos aspectos sobresalen sobre los datos facilitados: en primer lugar, los medios tradicionales siguen gozando de la credibilidad de los consumidores frente al ruido intenso de blogs y redes que confunden con pasmosa facilidad información, opinión, chascarrillo, maldad y manipulación y un segundo aspecto que marca la importancia de la tele como suministradora de noticias, siete de cada diez consumidores emplean la pantalla para conocer lo que ocurre a diario. La radio sigue contando con la confianza del personal y en el campo de las apetencias de soportes, el periódico marca cota baja y posición débil sobre todo en segmentos jóvenes que usan tabletas, móviles y otros artilugios digitales para estar informados. Interesantes estudios más por las tendencias que anuncian que por los datos puros y duros, en muchas ocasiones de difícil encaje explicativo. Es tarea imperativa de los medios tradicionales adecuarse en fondo y forma a las apetencias de los jóvenes consumidores que en su mayoría ha optado por lo digital que paradójicamente no goza de poderosa credibilidad, pero en ocasiones las encuestas tienen estas piezas que no encajan en el cambiante puzzle de la actualidad.