parís. El Museo del Louvre de París, la pinacoteca más visitada del mundo, cerró ayer sus puertas ante una protesta de los agentes de seguridad, que dicen no dar abasto ante el recrudecimiento de la acción de los carteristas desde hace meses.

Un total de 200 empleados del Louvre decidieron ejercer su derecho a no permanecer en su puesto de trabajo, al tiempo que una delegación de los vigilantes fueron recibidos por la dirección a la que manifestaron "su preocupación por el recrudecimiento de los tirones y de las consecuencias que tienen los carteristas en sus condiciones laborales", explicó el museo en un comunicado. La dirección señaló haber mostrado "su apoyo total" a los vigilantes, e insistió en que "ha avisado desde hace meses a los poderes públicos" que "tiende a agravarse pese a" las medidas que se han puesto en marcha. Según el relato de los vigilantes, cada vez hay más carteristas y se muestran más agresivos. En muchos casos se trata de menores que, tras ser detenidos por la policía, quedan rápidamente en libertad y vuelven a las andadas en pocos días.

Para hacer frente a este contexto, el Louvre indicó que va a poner en práctica una nueva medida que permitirá a sus agentes prohibir la entrada a los accesos subterráneos del museo a "personas que hayan cometido de forma segura actos delictivos o que hayan violado de manera repetida el reglamento de visita".