madrid. Después de encarnar al malo más retorcido de la saga Bond, Javier Bardem vuelve al cine español de la mano del director madrileño Santiago Zannou para dar vida a un fascista de nombre Solís, un "bicho" que creó su hermano Carlos en su novela Alacrán enamorado, y que ahora se estrena convertida en película.
"Me he fijado en algunas personas para componer el tono y el físico de Solís", explicó Javier Bardem en una rueda de prensa celebrada en Madrid junto al equipo del rodaje, capitaneado por el director y acompañado por el productor, Álvaro Longoria, con quien Javier hizo recientemente el premiado documental Hijos de las nubes. La película, que llegará el viernes a las salas españolas, está basada en la novela homónima de Carlos Bardem, con guión escrito entre el autor y el propio Zannou. "Queríamos hacer una persona que se moviese a diferentes niveles: uno, más impulsivo, tocando la fibra y el estómago de a los que se dirige; y otro más intelectual, casi diplomático, como si fuese un abogado, con una cierta calidad política futura. Fue un compendio de muchas cosas para llegar a ser Solís", aunque añade el pequeño de los Bardem que "ya estaba bien claro en el guión quién era".
Y Solís es un hombre muy violento, un filonazi que resume "todos los referentes del racismo y fascismo que conozco, desde Le Pen a las palizas que reciben los inmigrantes en los autobuses de Grecia", explica el director, Zannou, un mestizo hijo de padre africano. La película, explica el realizador, ganador de tres Goyas con su cinta de debut, El truco del manco, es una fábula "visceral" sobre la superación que cuenta la historia de Julián (Álex González), un chico de barrio que junto con su mejor amigo, Luis (Miguel Ángel Silvestre), integra un grupo de violentos neonazis liderado por Solís. Julián vive en un entorno violento que no deja sitio a la esperanza hasta que decide entrenar en un gimnasio. "Es un chico que no se hace demasiadas preguntas, pero siente mucho lo que hay a su alrededor", detalla González.
el boxeo, una metáfora Transformado por la disciplina del boxeo y encandilado por la nobleza de su entrenador Carlomonte (Carlos Bardem) y el amor de una joven mulata, Alyssa (Judith Diakhate), el chico se da cuenta de "lo que le gusta y lo que no" y decide cambiar "y evoluciona drásticamente hasta convertirse en el hombre que quiere ser", resume. El actor ha conseguido dar a Julián Alacrán López un físico espectacular y un baile de piernas que convence de su calidad en el ring; no en vano, su debut en 2005 fue otro boxeador que le dio al joven su primer Goya como actor revelación en Segundo asalto.
"Todo el boxeo que hay en la película es de verdad", apunta Carlos Bardem: "No queríamos que nadie nos sacase los colores", aunque enseguida indica que "no es una película de boxeo, sino que pretendíamos utilizarlo como una metáfora de la vida: no importa que te tiren, te levantas para luchar", añade el actor. A destacar en ese sentido el trabajo del actor español nacido en Líbano Hovik Keuchkerian, campeón de los pesos pesados de España en los años 2003 y 2004.
El mayor de los Bardem considera que las ideologías del odio "florecen" en épocas de crisis; por ello, afirma, "hay que estar muy atento y combatir los pequeños fascismos de barra de bar".