Vitoria. Un concierto que, en realidad, es algo más. Una cita con el público que quiere convertirse en el primer paso ante los espectadores para hacer realidad un proyecto que consiga que Álava tenga su propio coro sinfónico. Una apuesta que durante los últimos tiempos se viene trabajando gracias al esfuerzo desinteresado de no pocas personas, algo que en estos tiempos de crisis tiene más valor si cabe.
La cita es esta tarde, a partir de las 19.30 horas con entrada gratuita, en el aula magna del Conservatorio Jesús Guridi. Sobre el escenario, la orquesta Sebastián Iradier bajo la batuta de Alberto Sáez y un coro todavía sin bautizar dirigido por Nagore Alangua que se nutre de las formaciones ya existentes en el territorio. Entre unos y otros, más de un centenar de intérpretes que darán vida a un programa dividido en dos partes marcado por la cercanía de la Semana Santa. "Va a ser algo muy especial", asegura Luis García Beltrán de Guevara, coordinador de una aventura con visión de futuro.
Hace ya algún tiempo que la idea de realizar una actuación de similares características empezó a gestarse. "Se nos ocurrió acudir a la Federación Alavesa de Coros para hacer una invitación abierta a todos los coralistas que quisieran participar para llevar a cabo un concierto conjunto con una orquesta en el que también implicásemos a profesores, alumnos y ex estudiantes del conservatorio", recuerda García. Comenzó entonces un largo camino con la dificultad añadida de que la mayor parte de los cantantes "no tienen formación musical".
Ese debe se ha cubierto con mucho trabajo (se han realizado ensayos una vez al mes durante el último año y medio) y esfuerzo, "una gran voluntad porque en ningún momento nos hemos topado con un no a lo que proponíamos", apunta García. Siguiendo las directrices de Alangua, los coralistas, más de 80, han conformado un grupo " de una calidad asombrosa", según Sáez.
El resultado de toda esa labor, de esos fines de semana maratonianos, de los pocos ensayos realizados junto a la Sebastián Iradier, del ímpetu transmitido por las partes implicadas cobra hoy su sentido final al encontrarse con el público. "Pero esto no va a parar aquí", insiste Alangua. Para nada.
La idea es aprovechar la inercia para conformar una gran masa coral sinfónica, una formación que esté a la altura de otras agrupaciones similares ya existentes en territorios bien cercanos. "Tenemos una cantera muy importante y sabemos que podemos conseguirlo", comenta la directora. Esta tarde se pone la primera nota en esta partitura, la puesta de largo de un proyecto ambicioso e ilusionante.