Vitoria. Que la gente se ría a carcajadas con, por ejemplo, El lago de los cisnes ofreciendo al mismo tiempo una actuación de calidad desde el punto de vista técnico no parece una empresa muy fácil de conseguir pero Les Ballets de Trockadero de Monte Carlo lleva haciéndolo 40 años y sin contar con ni una sola bailarina. Lo que empezó como la propuesta de una compañía alternativa ha terminado en estas décadas por cruzar casi cada rincón del mundo ("sólo nos falta la Antártida", dice con una sonrisa en la boca el director artístico Tory Dobrin) y subirse a templos del género como el Bolshoi.

Hoy, esta veterana agrupación con sede en Nueva York que está formada por bailarines de diferentes continentes llega al escenario del Principal para, a partir de las 20.30 horas (todavía quedan entradas a la venta), llevar a los presentes por tres diferentes coreografías en las que el humor y la danza bailarán juntos una vez más.

"Sobre el escenario hay unas cuantas divas, pero se quedan ahí, no bajan", ríen el barcelonés Carlos Renedo, el colombiano Giovanni Ravelo, y el italiano Raffaele Morra, tres de los integrantes de un cuerpo de baile "que en ningún caso pretende ocultar que está formado por hombres que bailan en puntas, con todo lo que eso supone para nosotros porque incluso en algunos casos se nos ha negado formación en este sentido cuando estábamos estudiando", dicen.

No se trata de "hacer una comedia del error", sino de plantear una propuesta "con un nivel técnico muy alto" para "realizar humor travestidos". "Es un montaje que gusta a todo tipo de públicos, desde los niños a los que aman la danza, a los que quieren ir al teatro, a los que no les gusta tanto el ballet pero sí reírse, a..." describe Dobrin.

Trabajo duro y constante junto a una gran capacidad para ser capaces de encontrar el humor tras una coreografía que no tiene sentido, un movimiento imposible... Les Ballets de Trockadero no hace sino llevar hasta el límite músicas e interpretaciones una y mil veces repetidas por compañías de todo el mundo, y en esa frontera encuentra lo cómico, lo absurdo, lo interesante, otra vuelta de tuerca a lo normal, a lo habitual, a lo que el público está más que acostumbrado. Y lo hace a través de solo hombres, con todo lo que eso supone también en relación a las características físicas que les distinguen de las bailarinas.

Todos hacen de todo tipo de personajes, sean masculinos o femeninos. Y juntos viajan sin parar en unas giras que, como la actual, pasan por tablas asiáticas, europeas y americanas en muy pocos meses. "Eso es lo mejor, poder estar en todo el mundo". Hoy toca Gasteiz.