Blue Valentine ha tardado casi tres años en estrenarse comercialmente entre nosotros y lo hace eclipsada por títulos mucho más publicitados. Corre el riesgo de pasar fugazmente por la cartelera y si así lo hace, muchos espectadores se perderán una madura, inquietante y conmovedora disección de la compleja estulticia del ser humano cuando se enfrenta al mundo del deseo, el sexo y el amor. Sin embargo este filme acumula algunos ecos que podían ser de algún reclamo. Triunfó en el festival de Gijón y su protagonista femenina, Michelle Williams compitió hace dos años por el Oscar a la mejor actriz.

Aquel año, 2010, nos dio algunos títulos norteamericanos muy interesantes como Winter's bone, obras que pasaron por la cartelera sin ruido aunque ahora se regresa a ellos cada vez con más entusiasmo. El caso de Blue Valentine crece sobre una estructura muy vigente, con saltos en el tiempo en ese estilo tarantiniano por el que el espectador reconstruye un puzle que en el filme de Derek Cianfrance pretende mostrar la herida abierta de una mujer emocionalmente desajustada y sexualmente inestable. Un pasado del que se insinúan sombras sin llegar a descubrir el todo; un ayer presidido por un padre dominante y violento que parece determinar las razones de tanto desapego.

Si Williams mereció ser nominada al Oscar y su actuación es sobresaliente, buena parte de sus méritos descansan en la impecable respuesta que le da un Ryan Gosling dotado del carisma de los grandes actores. Luego haría Drive, con una paleta de registros extrema, rugosa, imprevisible; pero antes hizo esta poderosa incursión en el seno de un matrimonio que se va pique. Y lo hizo encarnando un personaje extraordinario, lleno de matices, que parece estar hecho de cristal y terciopelo. Con él y por él, muestra Cianfrance la complejidad de la vida marital, el ácido de la reiteración, el cáncer de lo cotidiano y la asfixia de tener que asumir la responsabilidad de pertenecer a un compromiso conyugal y paternal. Desde que desapareció Cassavettes no había noticias de un cine con tanta sagacidad para ahondar en el precipicio del amor y el desamor. Y eso regala este Blue Valentine sin estridencias, con verosimilitud, con dolor y ritmo.

Dirección y guión: Derek Cianfrance. Intérpretes: Ryan Gosling, Michelle Williams, Faith Wladyka, John Doman, Mike Vogel, Marshall Johnson, Jen Jones y Maryann Plunkett. Nacionalidad: EEUU. 2010. Duración: 114 minutos.