LAS propuestas de jóvenes y veteranos diseñadores dibujaron en la segunda jornada de la pasarela Madrid Fashion Week una silueta femenina con prendas urbanas de alto nivel, que combinan elementos tan diferente como la lana, el neopreno, el encaje o las lentejuelas.

Con una paleta cromática concreta y corta, pero intensa, Roberto Torretta presentó una colección en la que el mono, en distintos tejidos y matices, fue la prenda estrella. "Es interesante, nueva y práctica, además de femenina y seductora", dijo el creador de origen argentino.

"Esta colección es una evolución de mi trabajo anterior, pero con novedades", puntualizó Torretta, quien ha compuesto una paleta cromática a base de negro, gris, marino, marrón, rojo y verde pistacho, este último en un estampado y en algún que otro complemento.

Novedades que pasan por "entallar las prendas en la cintura, presentar faldas más largas y pantalones más anchos", matizó el diseñador. Otra de las novedades fueron los vestidos de cuero con largo a la rodilla, tatuados con hermosas brocados en oro viejo en la zona de la cintura y de los hombros. Fiel a los tejidos de colores planos, el veterano Ángel Schlesser mostró en esta cita una colección que cede espacio a siluetas oversize de corte ovalado y tintes masculinos. Centrado en la prenda urbana sofisticada, su marchamo creativo, el diseñador ha querido dar vida a prendas con una paleta de colores blancos, negros, rojos, grises y azules.

Con más tejidos tecnológicos que en otras ocasiones, Daniel Rabaneda abrió la segunda jornada de la 57 edición de la pasarela madrileña con una colección impecable en la que la mezcla de texturas y la fusión de los colores protagonizan una serie de prendas urbanas de alto nivel.

La mayoría de las propuestas de Rabaneda presentan siluetas verticales, muy rectas, en unas ocasiones con atrevidos cortes arquitectónicos y en otras con superposiciones y líneas angulosas que han ido transformando la silueta femenina. "Con volumen solo he incluido una falda con doble capa", concretó.

Después, María Barros, quien ha compuesto una serie de prendas con importantes volúmenes creados con la técnica del moulage, que consiste en modelar una pieza en tres dimensiones", detalló la diseñadora coruñesa. A lo largo del desfile se vieron muchos vestidos largos con potentes volúmenes que iban dibujando la silueta de la mujer. "El vestido es la prenda que más me gusta crear", comentó la creadora, quien acompañó sus propuestas con las joyas del mexicano Daniel Espinosa.

Roberto Verino subió a la pasarela una colección inspirada en el brillo y alegría de los años 20 y 70, dos etapas marcadas por un fuerte optimismo, que es lo que este gallego quiere trasmitir. El diseñador ha revisado el fondo de armario de la mujer española con sobrios estilismos de dos piezas color neutro o el brillo del terciopelo de trajes de gala tipo túnica con tonos inspirados en el color del vino o la luz de los estampados dorados sobre fondo negro y acompañados por piel.

Sin abandonar señas de identidad como los volantes o los madroños, los diseñadores Victorio&Lucchino llevaron a la pasarela madrileña una colección totalmente renovada, en la que las prendas se envuelven con un nuevo código abanderado por la vanguardia y la cultura española. Con tejidos tecnológicos, ecológicos y nobles como la lana fría o la seda, los sevillanos han confeccionados una serie de prendas con distintos tejidos. Ni un solo pantalón, todo vestidos, la mayoría de ellos con los hombros marcados y con el talle bajo. Si unos presentaban soberbios pliegues centrales que daban volumen y movimiento al vestido, otros mostraban delicados cuellos bebé realzados con pompones y borlas de terciopelo.