fUE un tiempo en que "los bares estaban llenos de humo y las calles ardían", recuerdan. Y buena parte del arte nace de recuerdos. Con los dibujos de ese humo y las cenizas de ese fuego, Rubén Sánchez y Uraitz Soubies comenzaron hace año y medio a dar forma a un proyecto. ¿Por qué no volver a ese pasado cercano, a ese fin de siglo a la vuelta de tantas esquinas de la almendra, para contarlo? Para hacerlo desde el humor y la animación. Desde el trabajo personal y la búsqueda de financiación colectiva, la que impulsa desde hace tiempo el crecimiento de The Arlotes.

En aquel cercano fin de siglo, corazón de su juventud, crecían también Rubén y Uraitz, a marchas forzadas, a través de una Gasteiz en la que el día a día -y sobre todo los jueves- significaba para ellos un maremagnum de descubrimientos y opiniones, de personalidades y acentos, con incipientes movimientos sociales, con abundante población universitaria llegada de los más variopintos rincones de Euskal Herria coloreando el ambiente. "Era una ciudad distinta", opina Ruben. Una ciudad de kalekumes y de arlotes (trotamundos, vagabundo). "Y nosotros fuimos Arlotes en nuestra propia ciudad".

El vocablo bautiza al grupo protagonista de la serie de ficción que, desde hace meses, Uraitz y Ruben gestan a miles de kilómetros de distancia, dedicado el primero al mundo del cine -escenografía- en México. Además de toparse en el grupo Trikitixa Kontrairo, habían hecho cosas en vídeo, y decidieron poner en marcha esta revisión del pasado inmediato usando un programa de animación que, recuerda Soubies, "parecía sencillo". Porque los dibujos animados, pensaron, "nos daban la opción de mostrar vivencias, de distorsionar la realidad y meterle surrealismo, de jugar con los diálogos con más libertad e incluir además la música", explica Sánchez.

Así, a través del charco, han ido gestando poco a poco los primeros capítulos de la serie -se encuentran entre el segundo y el tercero-, protagonizados por Harry, un chaval "borrico, joven, algo verde, pero de buena pasta" al que acompañan en la banda Iñi, Bego y Goiz. Sus reflexiones sobre sexo y política, sobre música y entorno, nutren los guiones de Ruben, dibujados por Uraitz, aunque hace tiempo que los dos comparten todo tipo de labores. Por ejemplo, Ruben se encarga de la ingrata -pero esencial- tarea de adecuar las voces a los personajes. "Por eso decimos que es el vocalista", afirma Uraitz entre bromas.

El proyecto contiene muchas y, de hecho, el objetivo, huyendo de pretensiones, "de querer dar lecciones a nadie de nada, es reirnos un poco". Pero, como cuenta el tópico, la comedia es algo muy serio, y los diez capítulos no salen de la nada. Por eso, el tándem creativo se decidió a buscar apoyo a través del crowfunding, "eso que se ha hecho toda la vida, pero que ahora tiene un nombre en inglés", y con él han conseguido "llegar a donde no hubiéramos podido llegar", añadiendo en paralelo aportaciones de cerca de ochenta particulares o negocios a su más física hucha.

Por ahora, van superando las pequeñas cotas de apoyo que exige tomar parte en euskadi.goteo.org, en busca de esa meta final de diez capítulos para la que quieren cumplir un objetivo: "tener la garantía de que se van a emitir". Estos días, Uraitz ha vuelto a Gasteiz y, de paso, han podido acelerar el proceso conjunto, con lo que esperan cuajar hasta media docena de entregas y dejar las restantes encaminadas.

Porque, a pesar de que ya hay un pequeño montaje de aperitivo en la red, lo que más desean es poder compartir al fin sus historias con el público. A sus sencillos personajes. "Decidimos dar una estética muy cómica, muy simple, recuperando aquel mundo del fanzine y su estética", apunta Uraitz.

Estética de fanzine que emerge incluso de lo animado a lo real. Como con la pareja -ella euskaldunzaharra, él euskaldunberri- adicta a la serie The Arlotes -"intentamos que se escuchen distintos euskeras, bajar al euskera de la calle"-. Como con las visitas de conocidos como Txerra Bolinaga, batería de Cicatriz, que tocará con el grupo de Harry y los suyos... La música, claro, será pieza clave. Sonarán Amanda, de Víctor Jara; Enamorado de la muerte, de RIP -versión en euskera-; o Mundu ederrenean, de los propios The Arlotes. "Y temas de entonces que no te gustaban tanto pero que se escuchaban mucho", explica Ruben. Porque la serie quiere volver a palpar aquel tiempo importante. ¿Nada del otro jueves? Todo lo contrario. Todo del otro jueves. De los otros jueves. Un no premeditado ejercicio de nostalgia que humor y humo se encargarán de dar forma. Sin formol.