Más que otoño, esto parece invierno: un invierno cultural. Frío, nevadas, gripe, fiebre, temblores… sacuden el panorama cultural de nuestra ciudad. Estos días la paleta de color ha sido negra: anuncian un ERE en Artium -después de una larga época de recortes a los servicios externos del museo, ¿de esos trabajadores no se dice nada?- y anuncian que Montehermoso cierra. Las decisiones son políticas, para nada promovidas por los directores de ambos espacios. Los políticos al mando alegan que el desastre no es culpa suya: el culpable es la sempiterna crisis. Con esa excusa pueden hacer, decir y decidir lo que quieran. Todo error, toda mala elección, toda mala política queda camuflada por las crisis. La ciudadanía está asustada, aturdida, confusa, así que cualquier medida de recortes, por dura o injusta que sea, es asumida por la mayoría como mal inevitable. Y los afectados directos de unas medidas que están acabando con el estado de bienestar son tantos que tendríamos que estar todo el santo día en la calle manifestándonos para apoyarles. Y algunos empiezan a enloquecer y a descargar equivocadamente su frustración arremetiendo contra lo más cercano pues no ven más allá de sus gafas de diseño.

Se anuncia, al poco, que se creará en Montehermoso el Gasteiz Antzokia. Se quiere construir una nueva planta sobre el antiguo depósito de aguas y utilizarla como sala para conciertos. Aclarémonos: ¿se cierra el proyecto actual por ahorro o no? Ni idea. Dicen que ésta es una nueva iniciativa pensada para impulsar la lengua, la cultura vasca. Un proyecto que se iba a ubicar en los Guridi, en el antiguo Banco de España después y, ahora, en Montehermoso. Un proyecto, una vez más, que puede naufragar antes de encontrar un buen puerto. Y el ciudadano ya no sabe si es mejor que naufrague cuanto antes o no. Pues parece ser que, de ubicarse en Montehermoso, el espacio no abriría sus puertas hasta 2015 cuando el equipo de gobierno del Ayuntamiento posiblemente sea otro distinto al actual. ¿Nos encontramos frente a una maniobra del PP intentando dilatar hasta el infinito este proyecto liderado por Bildu para pasarle el marrón al que venga después? Cada cual que piense lo que quiera y pueda. Yo me pierdo. Pero tal como está panorama, cualquier centro que impulse la cultura vasca o china, tenga el enfoque que tenga, bienvenido sea, pues esto, ahora mismo, es el desierto y beberíamos agua hasta de un charco de lodo.

Los barcos se hunden. Los puertos se cierran. Y nadie dice nada. Porque el mundo de la cultura no reacciona. Cada cual sumergido en su pelea particular por medrar. Algunos tirando piedras contra su propio tejado. Justo cuando es el momento de estar unidos. De dejar a un lado las diferencias, de defender los pocos puertos que quedan y de intentar poner en marcha una nueva flota. Mientras eso suceda, es tiempo de hacer piña. Incluso de defender hasta lo que antes criticábamos.