el modelo de radio desarrollado a partir de la Transición se basó en un crecimiento continuado de empresas de comunicación, concesiones y el desarrollo a todos los niveles, local, autonómico y estatal. Del periodo franquista se mantuvieron las cadenas SER y COPE y la pública RNE y un modo de hacer radio que cambiaría con los nuevos aires democráticos. La radio generalista se difundía por las frecuencias de onda media y la radio musical por la frecuencia modulada de calidad. La aparición de Antena 3 Radio y Onda Cero en FM enriquecieron la empresa radiofónica, que además asistió al desarrollo poderoso de la radio autonómica. Para completar este cuadro, Punto Radio se sumó como proyecto de Vocento a la disputa de audiencia e ingresos comerciales, creando la quinta red de postes emisores que cubrían los núcleos más importantes de población. En los últimos treinta años se ha fraguado una compleja red de empresas con un negocio sencillo de gerenciar frente a prensa y tele y con humildes márgenes de beneficio y producción barata que fue encareciéndose con el paso del tiempo y llegada de la radio de las estrellas. El tsunami económico actual amenaza con derribar falsos emporios multimedia, más capricho accionarial que necesidad de crecimiento sustentado en cifras poderosas de negocio. Reducciones de personal, modificaciones de los formatos, destrucción de empresas, eliminación de corresponsalías y delegaciones, incluso posible desaparición de una de las cadenas estatales son síntomas de una necesaria catarsis del negocio radiofónico tanto público como privado que no se puede mantener como era. Los viejos modelos subvencionados o privados de radio se desmoronan y por ello se impone una reflexión de cambio guiado por las posibilidades económicas del momento. Misión, visión y cambio. No hay otra.