¿cómo están ustedes? era, posiblemente, la pregunta más popular entre los niños de los años setenta que disfrutaron de las delicias de Los payasos de la tele. La muerte de Emilio Aragón (Miliki) cierra uno de los capítulos más importantes de la historia del circo en España.

Falleció ayer, a los 83, rodeado de su familia en la Clínica madrileña Ruber Internacional donde ingresó hace unos días aquejado de una neumonía, que "finalmente no pudo superar". Miliki, junto a sus hermanos Gaby y Fofó, eran los payasos por antonomasia de la televisión, una familia medio española medio cubana, que divirtió a varias generaciones de niños y de mayores que ayer despidieron al último de los integrantes de este trío que debutó en TVE en 1973 y al que posteriormente se unieron otros miembros, como Fofito o Rody. Pieza fundamental de la familia Aragón, un linaje de casi 200 años en el circo, Miliki fue un hombre polifacético: compositor, escritor, actor, cómico, presentador, músico y guionista.

Desde muy niño mostró su amor al publicó ante el que debutó a los tres años, momento en que recibió un importante consejo de su tío, el payaso Tedy, quien le dijo: "no olvides que somos pocos a los que se nos da la oportunidad de ser payasos". Después de que Los payasos de la tele se convirtiera en el espacio más popular para los niños españoles, la muerte de su hermano Fofó, en 1976, fue un duro golpe para Miliki que durante un tiempo decidió abandonar el circo, pero su vocación era tan fuerte que pocos años después regresó al espectáculo y al contacto con el público al que ofreció sus memorias en Recuerdos. En esta obra, publicada en 1996, recordaba que la dedicación de la familia Aragón al circo había comenzado en el Gran Cirque Foraux, fundado por uno de los miembros de la familia real sueca. La principal estrella del espectáculo que ofrecía aquel circo era la acróbata a caballo Virginia Foraux, quien durante una gira por España enamoró a Gabriel Aragón, primero de la dinastía Aragón.

Otra fase significativa de la familia fue la protagonizada en los años treinta por el trío Pompoff, Tedy y Emig, sobrenombre artístico del que fuera padre de los payasos Gaby, Fofó y Miliki. Tal y como relataba en sus memorias, el trío Gaby, Fofó y Miliki inició su carrera de éxitos en 1939 y en 1947 se trasladaron a Cuba donde alcanzaron tanta fama que prolongaron su estancia durante nueve años. Después extendieron sus actuaciones a otros países de Latinoamérica y a Estados Unidos y Canadá y, tras 27 años en tierras americanas, en 1973 regresaron a España para grabar trece programas de Había una vez el circo, que alcanzó el primer lugar de audiencias.

Con su incansable actividad, logró que aquellos niños de los setenta no se olvidaran de la gallina Turuleta, de don Pepito y don José, del coche de papá o de Susanita y su ratón gracias al disco A mis niños de 30 años, que consiguió cinco discos de platino y un Grammy Latino, galardón que volvió a recibir en el año 2000 por ¿Cómo están ustedes?. Posteriormente, y a petición popular, publicó A mis niños de 40.

Hombre muy familiar, disfrutó de los éxitos de su hijo Emilio Aragón, en cuya opera prima cinematográfica, Pájaros de papel, participó en el 2010, y sus allegados siempre contaron con su colaboración, como su hija Rita Irasema con la que, además de grabar discos, participó en programas de como Superguay o El Gran circo de TVE. También con su familia puso en marcha su Circo del Arte, proyecto con el que apostaron por una nueva forma de entender el circo moderno y que recibió el Premio Nacional del Circo.

Convencido de que hay que reírse para seguir vivos, incluso en los momentos en que menos razones hay para hacerlo, hasta los últimos meses de su vida quiso estar en contacto con el público y lo hizo con la publicación de una novela, Mientras duermen los murciélagos, en la que evocaba el mundo del circo y una época de esplendor que parece acabada. Poco optimista con esta disciplina artística, que para él era un poema único en el mundo, lamentaba recientemente el poco apoyo que recibe el circo, un espectáculo que no está dirigido únicamente a los niños. "Si yo volviera a nacer me gustaría ser payaso y tener la misma mujer", Rita Álvarez Fernández, comentó Miliki con motivo de la concesión de la Estrella de la Comunidad de Madrid.

Premio Toda una Vida de la Academia de Televisión, Miliki se adaptó también a las nuevas tecnologías y participó en un videojuego, ya que nunca se cerró a ninguna de las disciplinas artísticas que se le fueron presentando a lo largo de una vida en la que fue muy importante recibir de manos del Rey Juan Carlos la Medalla de Oro de las Bellas Artes por haber paseado por todo el mundo su arte en teatro, circo, cine, música y televisión.