El Festival Internacional de Cine de Mar del Plata dio ayer inicio a su vigésimo séptima edición con catorce largometrajes en pugna para consagrarse como la mejor película de la muestra, donde en total se exhibirán cerca de 300 cintas de todo el mundo. El festival, que se desarrollará hasta el próximo día 25, arrancó con la proyección de filmes fuera de competición en distintas salas de Mar del Plata (400 kilómetros al sur de Buenos Aires). La sección a competición internacional del festival se abrió con la coproducción hispano-argentina El muerto y ser feliz, del español Javier Rebollo y protagonizada por José Sacristán, una cinta rodada casi en su totalidad en Argentina y también en Barcelona.