madrid. Si alguien quiere conocer un país en "tan solo quince minutos" lo único que tiene que hacer es mirar su pornografía. Lo dice toda una autoridad de la literatura de viajes, el estadounidense Paul Theroux, quien participó ayer en Madrid en unas jornadas sobre Literatura y Automóvil. Y advierte, en una entrevista con Efe, que "no es broma". Cada país, asegura, tiene su propia pornografía y si la analizas puedes saber "rápidamente, en quince minutos, cuál es la vida interior de los hombres y qué piensan de las mujeres".

"Si un marciano aterrizase en la Tierra solo tendría que buscar pornografía en Internet para saber cómo somos", mantiene Theroux, quien ha vivido 50 de sus 71 años como trotamundos. Un aniversario que ha celebrado con la publicación este año de El Tao del viajero (Alfaguara), una compilación de lo mejor de su obra y de los pasajes más memorables de aquellos autores que lo han formado como lector y como viajero. Eterno aspirante al Premio Nobel de Literatura, al que se refiere como "la lotería sueca", Theroux cuenta con una prolífica obra entre la que destaca, entre otros libros, el primero: El gran bazar del ferrocarril (1972), que lo catapultó a la fama y constituye un clásico del género de viajes. Otros de sus títulos son La costa de los mosquitos, adaptada al cine por Peter Weir, El viejo expreso de la Patagonia, En el Gallo de Hierro, Las columnas de Hércules, Hotel Honolulu o Un crimen en Calcuta. También publicó la crónica de su truncada amistad de tres décadas con el Premio Nobel V.S. Naipaul (La sombra de Naipaul) y en junio de 2013 Alfaguara tiene previsto publicar en español The lower river, una novela sobre el espejismo de la felicidad.

Libros que gustan a Barack Obama, según le dijo a Theroux el presidente estadounidense cuando se conocieron en 2006 en un restaurante en Hawai, donde nació el inquilino de la Casa Blanca y donde el escritor, cuya mujer es de estas islas, pasa temporadas. "El mundo está mejor y más seguro con Obama que con Romney", afirma Theroux. Pero lo que crítica a ambos por igual es que solo piensen en las clases medias y no en los pobres, algunos de los cuales el escritor ha conocido en un viaje de 7.000 kilómetros que ha hecho desde Boston, donde reside, a Carolina del Sur, Georgia y Alabama. Una miseria que reflejará en un próximo libro y lo hará de otra manera, implicándose más.