Vitoria. Puede gustar o no -como todas las propuestas musicales, por otro lado-, pero lo que no se le puede negar al trabajo de Napoka Iria es que posee un sonido insólito dentro del panorama de la música vasca, conformando desde la entente minimalista de un dueto un paisaje nunca visto -u oído- por estos lares, con resonancias más allá de lo musical. Pero incluso puede ser algo más. Napoka Iria se transforma esta noche en Parral Taberna en Napoka Band, un quinteto al que se suman intérpretes de Willis Drummond (Rafa y Felix) y Andrakan (Andoni), aportando horizontes extra a las desérticas e íntimas melodías desgarradas de Miren Narbaiza y Ander Mujika.

Ya era rock. O un blues siempre dispuesto a dejarse llevar por momentos de intensidad en los acordes de sus guitarras y en la garganta de Miren. Pero, con el añadido de bajo, batería y guitarra del trío invitado al proyecto, los temas de Napoka Iria crecen con la creatividad insuflada por cada uno de los nuevos músicos. Buscaban tomar aire, explorar en lugares diferentes, y por ello el dueto llamó a estos colegas afines, con la curiosida de reinventar sus temas.

No había tiempo para más, para crear desde cero, aunque algunas versiones de otras canciones sí que se cuelan en esta revisión del repertorio de Napoka Iria y, tras el cierre de gira en Bonberenea y si las respectivas agendas lo permiten, el quinteto volverá a reunirse, esta vez sí, para componer temas desde el inicio, desde la raíz. Los plazos, esta vez, no permitían ese proceso.

Rock, por lo tanto, es lo convocado a la cita de hoy, a partir de las 20.30 horas, en Parral Taberna, en un concierto ofrecido de la mano de Geu Elkartea. En un concierto en el que los seguidores de Narbaiza y Mujika podrán redescubrir sus pentagramas y quienes aún no les han escuchado abrir una puerta hacia sus sonidos, que también siguen en paralelo como Napoka Iria, ese grupo que puede gustar o no, pero que posee un sonido insólito, que crece más cuantos más lugares explora, cuantos más sonidos integra, cuantos más músicos se cruzan con su forma de entender las melodías.