Vitoria. Probablemente se hubieran gustado el uno al otro. Dos personalidades fuertes e independientes que forjaron su identidad y a la par colaboraron con la de otros. Luciano Federico se acerca hoy con su espectáculo en solitario, Loko Tidiano, hasta Gasteiz, y sube a la par el primer telón de la programación del teatro Félix Petite, en el centro cívico Ibaiondo, a partir de las 20.30 horas.
Probablemente se hubieran gustado el uno al otro porque, aparte de irónico, comprometido y poético, el artista siciliano sale muy rentable. Escribe, dirige y actúa, todo en uno, en este espectáculo integrado en la programación del Festival Internacional de Teatro, algo que un programador de fino olfato como Petite no hubiera dejado escapar. Eso sí, siempre pasando la prueba de tenerle como espectador, un requisito, el de ver todas las producciones, que no solía dejar pasar en su etapa como programador. Una etapa que marcó el poso teatral de la capital alavesa, al igual que la que desarrolló como crítico, iniciado el proceso como intérprete en grupos como la agrupación de cámara Manuel Iradier o La Farándula.
Pero fue la creación, junto a Manu Aguilar y Jesús López de Quintana, del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz su creación más longeva, una de las señas de identidad de la cultura local y estatal que ahora otorga su nombre a uno de los espacios alternativos a la gran sede del Teatro Principal, una red que le une a los nombres de Beñat Etxepare (Iparralde), Jesús Ibáñez de Matauco (Hegoalde) y Federico García Lorca (Lakua) con las tablas de Ibaiondo.
Tablas que, con más de trescientas butacas, suponen el mayor espacio de estos teatros medianos, y que se estrenan hoy con el bautismo del nombre de Félix Petite en la programación oficial del festival tras acoger durante los últimos meses diversas funciones de teatro amateur y parte del programa del festival Oreka. Lo hacen con Loko Tidiano, "una crítica en clave de humor de la sociedad actual, un espectáculo cómico, ecológico, que llega a hacer reflexionar y a concienciar al público". Las dosis de pensamiento positivo y de sarcasmo irónico y punzante de Luciano Federici, impartidas mediante pinceladas de poesía, invitan a ver la vida de una manera diferente a través de un actor siempre propenso a una innata complicidad con el público, que en este monólogo a lomos de su bicicleta despliega además de su porte, mezcla de Keaton y Tati, un experimentado curriculum que le ha llevado por numerosas películas, series de televisión y producciones teatrales, donde ha colaborado entre otros con Calixto Bieito, en su pieza Kasimir i Karolin.
Personaje y bicicleta se irán transformando a lo largo del espectáculo en la historia de un urbanita que, para sobrevivir en su entorno, se inventa una nueva filosofía de vida, la filosofía del positivismo. "Todo el mundo se está quejando de todas esas manchas de alquitrán que están en el Mediterráneo. No hay que preocuparse, eso es porque todavía están en obras. Cuando hayan acabado podremos ir a Mallorca en coche, ¡fantástico!", explica al público Loko Tidiano en su crítica en clave de humor de la sociedad actual.
La intención es que, a través de lo cómico y de una temática centrada en lo ecológico la pieza llegue a hacer reflexionar y a concienciar al público. "Uno puede reírse de los problemas cotidianos sin sentirse tonto", proclama, colando de paso el poso de esas realidades. La bicicleta, creada para el transporte terrestre y basada en un movimiento mecánico, llega a transformarse en una moderna herramienta tecnológica en manos de este siciliano, diplomado por la Escuela de Arte Dramático de Bologna y graduado por el Instituto del Teatro de Barcelona, experto en esgrima teatral y políglota que maneja el castellano, el inglés, el francés y el catalán.
Muchos idiomas que, además, se conjugan a través del lenguaje universal del gesto, de una vis cómica difícil de aprender. Hay quien lo tiene y hay quien no, y este Loko Tidiano, este Luciano Federici, cuenta desde hace tiempo con su secreto, que hoy desvela a las 20.30 en Ibaiondo para poner de largo, dentro del festival gasteiztarra, al teatro Félix Petite. Una buena excusa para acercarse al teatro la de este homenaje al impulsor de la escena gasteiztarra.