Vitoria. Como Periscopio no existe, porque la crisis es otro tipo de conflicto que también deja sus víctimas, el otoño gasteiztarra intenta disimular con un par de anzuelos, que aún siendo de calidad no ocultan la realidad del recorte. Lo hace, por un lado, con los galardonados en la última edición del World Press Photo en el Palacio Escoriaza Esquível, pero sólo durante tres semanas y no siete como solía ser habitual, así que hay que andarse con ojo. Y también con Guerra y paz, una exposición que después de realizar recorrido por medio Euskadi termina su particular gira en la capital alavesa, más en concreto, en la Sala Fundación Caja Vital hasta el próximo 11 de diciembre.
Una imagen que ejemplifique lo peor de la lucha. Una instantánea que hable de la armonía, de la calma. Una fotografía para la guerra y otra para la paz. Ahí está el fundamento de esta muestra y la petición que Paco Valderrama, director de ese Periscopio en paréntesis y comisario de este trabajo, ha realizado a 33 reporteros gráficos de 15 países distintos. A cada uno se le ha solicitado que se sumerja en sus archivos personales para escoger esas dos referencias para componer un trabajo colectivo que viaja en el tiempo desde la revolución cubana hasta, como quien dice, ayer mismo. Todo para retratar las dos caras de la misma moneda.
Con estas pautas, las 66 imágenes resultantes se presentan divididas en dos espacios definidos por el propio concepto de la exposición: una zona dedicada a la interpretación de la guerra y otra a la paz. Además de la separación física que pueda establecerse en sala, el color de los marcos, negro para guerra y madera para paz, sirven de referencia. La muestra se completa con un panel en el que pueden verse los retratos de los 33 reporteros y varios textos y citas sobre ambos conceptos.
Las fotografías abarcan un período que va desde 1958, fecha de Combate en Pino del Agua durante la revolución Cubana, de Enrique Meneses, hasta la ganadora de la última edición del World Press Photo, la imagen de una madre con velo que consuela a su hijo herido en el levantamiento de Yemen, de Samuel Aranda, tomada en octubre de 2011, imagen que, casualidades de la vida, hace doblete en la capital alavesa durante estas semanas puesto que, como es lógico, toma parte también en la exposición presente en Escoriaza Esquível.
En cuanto a los reporteros participantes en la muestra, ocho son de Estados Unidos, otros tantos del Estado español, dos de India, Francia, Argentina y Reino Unido y uno de Pakistán, Gaza, Colombia, Bélgica, Serbia, Alemania, Italia, Irán y Grecia. Siete de ellas son mujeres: las estadounidenses Carolyn Cole, Ami Vitale, Julie Jacobson y Lynsey Addario, la catalana Sandra Balsells, la colombiana Ariana Cubillos y la francesa Sarah Caron.
Elección Guerra y paz tiene su origen en el 75 aniversario del bombardeo de Gernika y en el programa impulsado por la Fundación 2012 Fundazioa para la promoción de la cultura y la paz, programa bajo cuyo paraguas se está realizando también en Gasteiz durante estas semanas, por poner un ejemplo, el ciclo BaekaSormena.
En ese contexto, la exposición ha viajado ya por lugares como la mencionada localidad vizcaína, Bilbao, Eibar y Donostia para termina en Vitoria un camino que, en principio, no tiene más citas previstas. "Es un buen trabajo que nos recuerda que día a día tenemos que trabajar por la paz", apuntó ayer Iñaki Gerenabarrena, vicepresidente de la Vital, durante la presentación de esta producción.
Y los comentarios, como recordó Valderrama, que ha ido suscitando en ese camino, y que se espera se repitan en la capital alavesa, hablan de la dureza que trasmite un trabajo que, al fin y al cabo, no es más que el retrato, por supuesto que subjetivo, de lo terrible que es capaz de acometer el ser humano, aunque a veces parezca tener ramalazos de bondad. Esa misma idea se ha repetido en la selección de las obras presentes puesto que, como relató el comisario, varios fotógrafos han tenido sus dificultades a la hora de seleccionar sus mejores imágenes al servicio de la idea original del proyecto. "Con las de la guerra no ha habido problemas: todos tienen, muchas y muy buenas. Pero cuando les pedimos una foto que hablase de la paz... eso ya fue otra historia. Hubo quien no sabía cómo hacerlo. De hecho, el público verá una instantánea de la fiesta de la tomatina, que es la que seleccionó un autor que no tenía muy claro cómo visualizar este concepto a modo de metáfora de una batalla incruenta", describió el coordinador y también periodista.
Esa senda, la de la metáfora, se desarrolla paralela a otras como la de la ironía o el sarcasmo, herramientas que les sirven a fotoperiodistas como Bruno Stevens, David Burnett, Emilio Morenatti, Enrique Meneses, Gervasio Sánchez, Paolo Pellegrin y Stanley Greene, entre otros, para mirar a la paz después de tanto observar, y en algunos casos bien de cerca, a la guerra. El conflicto es una musa muy fácil para el objetivo. Demasiado.
No deja de tener su gracia que justo la anterior exposición que ha acogido la Sala Fundación Caja Vital antes que ésta haya sido Made in USA, un recorrido a esos sellos culturales y comerciales de los norteamericanos. Y es que hay varias partes de Guerra y paz que parecen una continuación, aunque macabra, de la muestra predecesora, una sección paralela que también enseña esa herencia estadounidense en forma de muertos. Por no hablar de varias imágenes sobre recientes luchas en el continente europeo, el mismo que hace unas semanas recibió también con bastante carga de sarcasmo ese Nobel de la Paz a la Unión Europea.
De contradicciones está el mundo lleno. Le pasa lo mismo a la cultura. Periscopio es un buen ejemplo. Ahora descansa sin saber si el paréntesis el momentáneo o tal vez definitivo. Lo hace mientras las instituciones que lo sustentaron empiezan a finalizar sus proyectos presupuestarios de cara a 2013 con una cruz puesta en muchos programas de creación. Pero esa es otra guerra...