Barcelona. Ha llegado a la escritura a través de la lectura, "al margen del periodismo", oficio que, reconoce Mara Torres, no le ha proporcionado las alas que ella necesitaba "para poder volar". Un vuelo personal y profesional a gran altura que sí le ha facilitado, por el contrario, la literatura.

Mara Torres hace estas reflexiones todavía sin digerir el hecho de haber logrado, anoche y con su primera obra de ficción, La vida imaginaria, ser finalista en la LXI edición del Premio Planeta de Novela, que tiene en Lorenzo Silva a un nuevo ganador máximo. Una vez más el galardón ha seguido el guión de premiar como finaslista a un rostro conocido por su presencia televisiva, sin desmerecer por ello su calidad literaria.

Un premio que, asegura, no esperaba, que le tiene ayer si cabe más "sorprendida" que en la madrugada en la que se falló, y que no impedirá que vuelva a presentar -quizá ayer mismo, (todavía no lo sabía)- uno de los informativos más premiados de la historia de la televisión en España, el que emite todas las noches La 2 de TVE. "La vida es la que es", comenta en una entrevista con Efe.

Y fueron precisamente sus compañeros de la televisión pública los primeros en entrevistarla anoche en directo. Una entrevista que sorprendió y divirtió a esta madrileña todavía en la treintena que si a algo está acostumbrada es a contar las noticias, no a ser ella la noticia. "Que la Agencia Efe me entreviste me parece alucinante", bromea.

Mara Torres, periodista de radio y de televisión, medios en los que hasta ahora ha desarrollado su carrera, inició en 2007 la escritura de La vida imaginaria, la abandonó una temporada y retomó la historia hace aproximadamente tres años, después de comprobar cómo sus amigas, a las que dejó leer el manuscrito, se habían enganchado al personaje protagonista, Fortunata Fortuna, Nata para los más allegados, una mujer joven, en la treintena, como ella.

"No la describo físicamente en las páginas del libro. Tengo un dibujo de ella en mi mente, y es el mío", reconoce la autora.

Nata es la protagonista de una novela que habla de amor y desamor, de "la necesidad que tenemos los seres humanos de reinventarnos tras un fracaso", una historia en la que realidad y deseo se confunden, y que a su autora le ha proporcionado su primer premio literario. "Espero -dice- que no me cambie nada y si me cambia algo que sea para bien".

Torres hablaba anoche, tras recoger ante más de mil invitados de Planeta un premio tan prestigioso, que además de estar dotado con 150.250 euros -el ganador se lleva 601.000- garantiza unas ventas poco habituales, de la crisis del periodismo, de los graves y dolorosos momentos que vive su profesión, pero "también los profesores, los médicos, las enfermeras,....".

"Necesitaba escribir para escapar de esta situación, de ese latigazo fortísimo" que es la crisis y que está dejando heridas difíciles de curar en la profesión periodística", comenta.

Cuando se le pregunta si es una historia vivida o imaginada, Mara Torres no duda la respuesta: "tiene una parte absolutamente personal y esa es, precisamente, la imaginada. En ella hay -insiste- más de mi vida imaginada que real".

"Cuando (Nata) vuela, más identificada me siento yo con ella", continúa Mara Torres, que se presentó al Planeta bajo el pseudónimo de Pilar Otero -"alguien de 74 años a quien quiero mucho y a quien he querido sacar de su vida imaginaria"- y con un título, "El búnker", que no es el real y que remite a la autora a un lugar y un momento concreto de su niñez.

Mara Torres dice que ha aprendido a contar historias en la radio y en el informativo de televisión que presenta en la cadena pública, una realidad "cruda", y que a la hora de escribir necesita "libertad".

Libertad en el sentido de "tener cubiertas otras cosas, otras necesidades", para que ello le permita escribir. Y esa cobertura se la ofrece el periodismo. "No quiero escribir para vivir. Necesito -insiste- libertad, no sentirme obligada" de tener que entregar un libro en un plazo concreto de tiempo.