Vitoria. Entre irónico y resignado, el director de Artium, Daniel Castillejo, asumió de manera pública la semana pasada, durante la presentación de la nueva temporada expositiva del museo, una realidad que no tiene ningún viso de mejorar en 2013. Todo lo contrario, ya se sabe que va a ir a peor. Desde que fue elegido a principios de octubre de 2008 como máximo responsable del centro alavés no ha conocido ni un sólo ejercicio con unos presupuestos que no hayan sufrido recortes por la crisis, sobre todo en lo que respecta a las aportaciones de las instituciones. En cinco años, el espacio de la calle Francia ha dejado de percibir 885.000 euros, 812.000 de los cuales han desaparecido por decisión de la Diputación, el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Vitoria y el Ministerio de Cultura, es decir, las administraciones que, de más a menos, contribuyen a sus cuentas.

Pero ahora que es momento de pensar en lo que sucederá a partir del próximo 1 de enero, la situación ya se está complicando una vez más. Castillejo va de recorte en recorte. El Gobierno central ha puesto negro sobre blanco que quiere reducir algo más del 50% el dinero que destina al museo de arte contemporáneo. Lo triste, además, es que hay voces que aseguran que el centro alavés ya puede ir dándose con un canto en los dientes si esta previsión se concreta en realidad, puesto que hay otros museos que se van a quedar a cero, por lo menos en lo que respecta a la implicación del Ministerio de Cultura.

Otra administración que no ha ocultado su intención de recortar más su participación en las cuentas de Artium es la Diputación, pilar básico para el museo puesto que de ella depende algo más de la mitad de los dineros con los que cuenta el centro alavés. De momento el porcentaje no se ha querido hacer público, entre otras cosas porque el Ejecutivo foral no puede cerrar sus números sin que se lleve a cabo la reunión del Consejo Vasco de Finanzas, que tendrá lugar después de las elecciones del próximo día 21, tras el aplazamiento que el Gobierno de Patxi López forzó con respecto a la fecha inicial.

Aún así, la popular Iciar Lamarain no oculta lo que vendrá. Los euros volverán a bajar y, de hecho, una primera estimación ya está realizada. En 2008, la institución alavesa aportó casi 3,2 millones de euros. En este 2012, está previsto que la cifra llegue a los 2,4. ¿Y en 2013? No habrá que esperar tampoco mucho para saberlo.

Más va a costar concretar las cifras del Ayuntamiento de Vitoria y el Gobierno Vasco. En el primer caso, todavía no ha habido ningún pronunciamiento oficial, pero todo hace indicar que seguirá la misma línea de los últimos años y es que el Consistorio ha pasado de los 300.000 euros de 2009 a los 200.000 previstos para el actual ejercicio. Además, como ya anunció este periódico en su momento, varios responsables municipales llevan desde junio avisando a determinados agentes culturales sobre las medidas todavía más drásticas que se van a tomar de cara a 2013.

En el segundo caso, las elecciones de dentro de siete días suponen, cuando menos, un hecho seguro: gobierne el partido o coalición que sea, no habrá proyecto autonómico de Presupuestos hasta principios del nuevo año. Con todo, y a no ser que medie una sorpresa para nada esperada, la bajada de la recaudación por parte de las haciendas vascas y la situación de crisis indican que, más allá de porcentajes, es más que probable que Lakua también ajuste. No sería de extrañar. En 2009, su aportación fue de 700.000 euros. Este año, de 523.000. Es decir, un 25,28% menos en cuatro años.

Entre tanta cifra mareante, destaca, sin embargo, un dato significativo para un espacio en el que entre el 25 y el 27% de sus cuentas depende de los recursos propios que es capaz de generar a través de distintas fórmulas como el dinero que llega desde el sector privado, la venta de entradas, la cesión de espacios y otras cuestiones. Desde 2008, el museo sólo ha perdido en este apartado 73.000 euros.

Consecuencias Hacer con lo que se tiene lo mejor que se pueda. A la ironía y la resignación de Daniel Castillejo por este mandato con la cartera en modo menguante de manera irremediable, también se le unió la semana pasada un convencimiento básico: pararse no es una opción. Dicen que mal de muchos, consuelo de tontos, y no es cuestión de mirar a todo aquello que está peor, dentro y fuera del sector cultural, para sentirse afortunado por el hecho de tener unas cuentas que rondarán, lo más seguro, los 4 millones de euros y de gestionar una colección de valor incalculable que supera las 3.000 piezas de arte contemporáneo. Pero tampoco se pueden ocultar las repercusiones que la crisis ha originado desde 2008 en el centro, sin entrar a pensar en lo que sucederá el próximo año.

Entre estas consecuencias hay cuestiones de índole interno y otras percibidas de manera directa por el público. En el primer caso, el ejemplo más evidente es el puesto de subdirector del área museística de Artium, una plaza vacante desde 2009 que no tiene dueño por la simple razón de que el museo prefiere utilizar el dinero de este sueldo en otras cuestiones más urgentes. El puesto salió a concurso en 2010, pero se prefirió paralizar el proceso aguardando tiempos mejores en lo económico. No pudo ser en 2011. Tampoco en 2012. Y en 2013...

En el segundo caso, son diferentes las situaciones que se han vivido en estos últimos cinco años. Se han organizado menos exposiciones, se han reducido programaciones como la de los conciertos, se han usado dos formas diferentes de pago de entrada (primero aplicando la tarifa Tú decides -un céntimo de euro más la voluntad- durante algo más de un año y medio para subir después la entrada general y crear un sistema de abonos), se han modificado los horarios de apertura de las muestras...

Claro que dentro de las infraestructuras dedicadas al arte contemporáneo dentro del territorio alavés, lo de Artium parece casi una broma. El edificio vacío de Krea sigue guardando polvo mientras se pierden los 18 millones de euros que costó ponerlo en condiciones. Montehermoso está sobreviviendo en este 2012 con un recorte del 81% en sus cuentas, y habrá que ver qué sucede el próximo año, aunque otro ajuste más podría ser demasiado duro de asumir. Sin olvidar la situación en la que se encuentran las salas forales de exposición.

El futuro más inmediato no ofrece ningún motivo para el optimismo en este campo. Los números hablan claro.

2008

2009

2010

2011

2012

¿2013?