Madrid. El escritor Javier Marías (Madrid, 1951) cree que los recortes que el Gobierno ha aplicado en los presupuestos de 2013, en las diferentes áreas culturales, "emparentan al Partido Popular una vez más con el franquismo", que se caracterizó por su "absoluto desprecio, cuando no hostilidad", por la cultura.
"El actual Gobierno está recortando a lo bestia en lo que a la gente más le importa: la sanidad, la educación y la cultura", afirmó ayer Marías a Efe, minutos después de presentar su libro Mala índole (Alfaguara), que reúne por primera vez los mejores cuentos del novelista. La cultura "es la base de la educación de un país, no solo es la escuela", y, dentro de esos recortes, considera "especialmente grave" el hecho de que las bibliotecas públicas tengan "un presupuesto cero" para adquirir libros, en una época en la cual "la gente está yendo más que nunca" a estos centros porque "no tiene dinero para comprarse libros". "No van a poder seguir siendo bibliotecas vivas, y eso me parece de una gravedad inconmensurable", asegura el autor de Corazón tan blanco, que expresará su "indignación" por este recorte en uno de sus próximos artículos de El País Semanal. Con los recortes -afirma-, el Gobierno conseguirá que "la gente sea cada vez más bruta".
Esa forma de actuar, "emparenta al gobierno del PP una vez más con el franquismo", subraya este escritor, considerado uno de los mejores novelistas europeos de las últimas décadas y cuya obra está traducida a más de 40 lenguas. "Una de las cosas que caracterizó al franquismo, aparte de otras más graves, fue su absoluto desprecio, cuando no hostilidad, por la cultura en general y por quienes la cultivaban. Y no se puede ser hostil hacia la cultura, que es también el descanso y el consuelo de la gente atribulada", opina Marías.
El autor nunca ha querido tratarse con políticos, pero, "después de estos presupuestos", invita "a los llamados creadores a que no admitan nunca la presencia de un solo político en ningún acto, al menos del partido que actualmente gobierna y que ha aplicado estos recortes en cultura".
el "noble arte" del relato Javier Marías escribió uno de sus primeros cuentos a los 14 años y, aunque su prestigio mundial se lo debe sobre todo a sus novelas, no dejó de practicar "el noble arte" del relato hasta 2005. Ahora, aparecen reunidos por primera vez sus mejores cuentos en Mala índole (Alfaguara).
En los últimos años, Marías se ha dedicado de lleno a sus novelas, primero a ese gran proyecto literario de los tres volúmenes de Tu rostro mañana y luego a Los enamoramientos. Y ahora le da vueltas a una nueva novela, de la que no quiso desvelar detalles, salvo que guarda cierta relación con uno de sus cuentos. Pero no dijo cuál. Por tanto, "es posible que ya no escriba más cuentos", adelantó. En este libro Marías reúne 30 relatos divididos en Cuentos aceptados (23), entre los cuales hay algunos que "quizá estén entre lo mejor" que él haya escrito en narrativa; y Cuentos aceptables (7), de los que, como confesaba ayer, se avergüenza "un poco". Fuera del libro se han quedado los "cuentos inaceptables", la mayoría de los cuales son "prehistóricos" y fueron escritos hacia 1968, tres años antes de que publicara su primera novela, Los dominios del lobo. Marías se siente especialmente satisfecho de "cinco o seis cuentos", entre ellos el que da título al libro, Mala índole, que fue publicado por entregas en El País en agosto del 96. En ese relato, de casi 50 páginas, el escritor recupera a Ruibérriz, un personaje habitual en algunas novelas suyas, para contar ciertas peripecias ocurridas en el rodaje en Acapulco (México) de una película protagonizada por Elvis Presley. También le gustan de forma especial Cuando fui mortal y Mientras ellas duermen. Este último va a ser llevado al cine por Wayne Wang, el director de Smoke, aunque, de momento, solo se ha contratado la opción, fase en la que también están Tu rostro mañana y Corazón tan blanco. Henry James, Chéjov, Conrad, Maupassant, Faulkner, Kipling, Poe y Alice Munro figuran entre los cuentistas preferidos de Marías, que ayer se quejaba de que en España el cuento "nunca ha tenido demasiados seguidores". "Y no lo entiendo porque la sensación de plenitud que da un cuento difícilmente se logra con una novela", señaló.