Comenta que ya ha habido alguien que le ha preguntado si se ha pasado a la poesía. No de momento, aunque El haya que lleva escrito tu nombre sea un título, como él mismo cuenta, que ha invitado a alguna confusión de este tipo. En realidad, lo que hay detrás de ese nombre genérico, que tiene su razón de ser escondida entre las páginas, y del verde que domina la portada del libro es una veintena de relatos con un hilo conductor: esos momentos en los que la vida se encuentra en situaciones límite. Detrás de las palabras se encuentra Eduardo Rojo. Delante, desde ya, el lector.

El periodista y escritor de Oña, que tiene en Gasteiz su casa profesional desde hace muchos años, retoma la senda de La noche de las 7 lunas, una primera incursión en el mundo del relato que salió publicada en 2010 y que consiguió una acogida más que apreciable. Y casi cuando ese debut se estaba haciendo realidad, este nuevo título que ahora se estrena ya estaba gestándose. De hecho, el autor no para y está terminando ya una novela corta. "Todo es un continuo. Ahora me siento más seguro y estoy en una etapa en la que me estoy divirtiendo con la escritura", explica.

Si la vida en la zona rural era el nexo de unión de su anterior entrega, editada -como la actual- por Dossoles, la violencia de género, la trata de blancas, el terrorismo, el odio hacia el diferente, la enfermedad... es decir, los extremos a los que es capaz de llegar el ser humano o que padece, aunque no quiera, son el esqueleto de una obra dura "porque nuestro día a día es así", aunque en las historias "también hay esperanza, positivismo".

"Trato el dolor con un lenguaje y una forma que son cercanos, claros, sencillos. No tengo miedo a que el lector se asuste cuando conozca la temática del libro porque sé lo que se va a encontrar", relata Rojo, mientras recuerda con una sonrisa que "ahora que todo es green en Vitoria, la portada del libro es verde como la esperanza".

Con personajes situados en el precipicio, el autor construye una senda a la que el lector se puede asomar, en contra de lo que sucedía en el anterior libro de Rojo, donde quiera, sin necesidad de seguir el orden establecido. "Salvo en un caso, no hay una interconexión entre los relatos, más allá del nexo común del límite vital".

Ese abismo se abre de muchas maneras. Por ejemplo, en la historia que da título a todo el libro, a través del cáncer de mama que sufre una mujer. No es un detalle baladí, ya que aunque no son ellas las únicas protagonistas, sí son una constante en el pasar de las páginas, sobre todo como sufridoras de los pesares a los que el escritor las enfrenta. Ellas sufren, al principio sin saberlo, un atentado. Ellas son obligadas a prostituirse. Ellas sufren el maltrato de sus parejas. Ellas cuentan su vida a través de él.

"En este caso no es necesario basarse en un hecho real ni inventar de la nada: es la vida", apunta el escritor, que abandona por un momento el micrófono radiofónico que le suele acompañar en su día a día para dedicar toda su atención a la escritura.

El haya que lleva escrito tu nombre vio la luz a finales de la pasada primavera, aunque es ahora, por distintas razones, cuando se está presentando ante el público. Aún así, quien hasta ahora lo ha tenido entre las manos ha trasmitido buenas sensaciones al autor. De todas formas, ahora el libro es de los lectores y es imposible controlar qué pasará. Eso es incontrolable.

Por eso Eduardo Rojo mira ya a su próximo proyecto. En la realidad que cuenta cada día en su trabajo seguro que encontrará muchos motivos para inspirarse de cara al futuro. Porque la vida siempre va más allá.