SITGES. El actor norteamericano Elijah Wood, que ha presentado en el Festival de Cine de Sitges Maniac, cinta en la que interpreta a un asesino en serie, afirma que siempre escoge "personajes que tengan conflictos internos".
Wood argumenta que "los personajes con conflictos internos representan un reto y siempre funcionan a múltiples niveles", si bien en el plano personal, asegura, espera que "no haya mucho" de él en Frank -el psicópata de Maniac- aunque sí cree que hay mucho de Frodo -su personaje en El señor de los anillos-.
De los personajes que escoge le atrae que le aporten experiencias y que supongan un reto para él, pero "por encima de todo", se decide por "proyecto íntegro" que le guste, dice.
El actor no oculta cierta satisfacción por haber encarnado a un psicópata, algo que rompe su tradicional imagen angelical. "Los personajes buenos son a veces un poco aburridos", bromea.
Wood no descarta pasar algún día a la dirección y añade: "Me encanta todo el proceso y a medida que me crezco le presto más atención e intento involucrarme más en el proceso creativo, más allá de interpretar".
Para afrontar el difícil paso de niño a actor adulto no tiene una receta universal, pero en su caso en la "transición perfecta" tuvo mucho que ver su familia y cita de manera especial a una "madre increíble", dice, que desarrolló "un sentido del equilibrio" y permitió que tampoco se tomara el mundo del cine de manera muy seria. A esto se suma, subrata Wood, que ninguna de sus primeras películas tuvieran mucho éxito.
El director de Maniac, Franck Khalfoun, explica que el filme ofrece "un planteamiento diferente de otros asesinos en serie" y, de hecho, no considera estrictamente su película un remake del Maniac, de William Lustig, de los años 80.
"Inicialmente dije no a hacer un remake de la cinta de Lustig, pero luego lo repensé porque vi que podía haber una manera distinta de contar la misma historia", apunta el director de Parking 2. Fue así como nació la idea de recurrir a "una cámara subjetiva que metiera al espectador en el punto de vista de Frank".
GRAN ACOGIDA El director Juan Antonio Bayona inundó de emociones el auditorio del Festival de Sitges con su película Lo imposible, en la que narra la historia real de una familia española que sobrevivió al tsunami del sudeste asiático de 2004.
Bayona cuenta que la idea surgió cuando la familia que sobrevivió a la catástrofe en la que se inspira decidió hablar tres años después de la catástrofe en un programa radiofónico. Aquel testimonio fue escuchado por una de las productoras del filme, y posteriormente el director entró en contacto con la familia, que decidió colaborar con el equipo "cuando vieron que nuestras intenciones se ajustaban a lo que se esperaba de la historia", indica Bayona.
Bayona subraya que el enfoque que da de los hechos "mete al espectador en el centro de la tragedia y después lo envía a casa para que piense sobre su propia condición y existencia".
Como dato curioso, los nombres reales de los niños son Tomás y Simón, los mismos que los hijos de Belén Rueda en El Orfanato, primera película de Bayona.