MADRID. El director chileno Nicolás López se ganó ayer al público y a la prensa del Festival de Cine Fantástico de Sitges con Aftershock, una película que bebe en el cine de catástrofes, en la comedia juvenil y en las comedias de violencia física o slapstick.

Uno de los atractivos de la película es la presencia como actor, productor y coguionista del estadounidense Eli Roth, que conoció al chileno después de ver su primera película, Promedio rojo.

Inicialmente, explicaron los dos ayer en Sitges, la colaboración se iba a circunscribir a la producción y al guion.

"Cuando estaba con el equipo de Nicolás siempre oía que si gringo por aquí, que si gringo por allá, que dónde está el gringo, y fue así cuando decidimos introducir el personaje de Gringo en la historia", comentó Roth. Para Nicolás López, Aftershock es la película que siempre quiso hacer: "Nací en los años ochenta y crecí con películas de catástrofes como Terremoto o La aventura del Poseidón y tenía muchas ganas de hacer ese cine".

La primera parte del metraje discurre como si fuera una comedia de adolescentes; en plenas vacaciones en Chile, un turista estadounidense (Eli Roth) y sus amigos chilenos (Nicolás Martínez y Ariel Levy) se divierten con el único objetivo de ligar y así conocen a tres jóvenes (Andrea Osvart, Lorenza Izzo y Natasha Yarovenko), con las que se trasladan a una fiesta en Valparaíso.

Pero cuando se produce un terremoto, ese ambiente agradable y de comedia gamberra se viene abajo y el sufrimiento de los personajes no hace más que comenzar cuando consiguen salir de la derrumbada discoteca en la que se encontraban.

HISTORIAS REALES Roth aseguró que el gran reto y obsesión era representar con realismo el terremoto y, por eso, el guion se nutrió de historias reales: "Conocimos el caso de un amigo que perdió una mano en el terremoto de Chile de 2010, otros casos de supervivientes que escaparon por túneles que estaban llenos de cadáveres de niños. No nos hacía falta ir muy lejos porque en la realidad ya teníamos ejemplos".

Además, Aftershock muestra una Latinoamérica amable, con clubes de diversión, "muy alejada de la América de miseria que muestra, por ejemplo el filme Ciudad de Dios", subrayó Roth.