Vitoria. Más de una veintena de espectáculos, nueve de ellos llegados de diferentes partes del mundo... con más del 60% de las entradas vendidas antes de empezar... con un escenario nuevo que sumar a todos los que han servido a su programación desde la puesta en marcha del certamen en 1975... son varios los números o las características generales que se podrían señalar a la hora de presentarlo. Pero basta con decir que esta noche se sube en el Principal el primer telón del XXXVII Festival Internacional de Teatro de Vitoria.

Siguiendo esa especie de tradición que se ha impulsado en los últimos años, la apertura habla inglés (con subtítulos en castellano, eso sí). Lo hace hoy y mañana (ambos días a las 20.30 horas) de la mano de la compañía inglesa Propeller, un nombre propio de la escena europea que a pesar de que ha llevado su trabajo desde México a China, se estrena ahora en Euskadi (no en exceso, sobre todo en el caso de hoy, pero todavía quedan entradas disponibles para las dos jornadas).

Puede que más de uno piense que tiene demasiado visto a Shakespeare sea con este drama enmarcado en la invasión de Francia por parte de Enrique V o con otros títulos de sobra conocidos. Y no les falta razón a aquellos habituales a los escenarios que han tenido que soportar en ocasiones o montajes demasiado parecidos entre sí o propuestas sin sustancia que pretenden vivir sólo del nombre del dramaturgo y sus creaciones sin que detrás haya ningún trabajo o pretensión. Eso, sin olvidar a los que confunden el hecho de llevar más allá a los clásicos con llamar la atención mediática a base de proclamar a los cuatro vientos su pose superficial de transgresores.

En ese maremágnum puede parecer complicado encontrar, por tanto, revisiones de la obra de Shakespeare que, en fondo y forma, sean capaces de ofrecer algo nuevo o diferente, algo que enganche tanto a aquellos que ya conocen como a los que se asoman por primera vez. Y ése es el camino que busca Propeller con Pocket Henry V, una senda que a juzgar por las críticas obtenidas tras el estreno de la pieza, la compañía inglesa tiene más que claro y logrado.

El Enrique V que el grupo presenta tanto hoy como mañana sobre las tablas de la calle San Prudencio mantiene el hilo fundamental construido por el dramaturgo inglés a finales del XVI, pero lo vuelve moderno, también en lo estético, para, además, no perder de vista la diversión e incluso el humor. Propeller se sirve del dinamismo y la energía para armar un montaje que se sirve no sólo del teatro para enfrentarse con el público. Y lo hace, bajo la dirección de Edward Hall, sólo con hombres sobre el escenario. Nada de mujeres. Como en los tiempos de Shakespeare. Aunque sea el siglo XXI. De hecho, así lo llevan haciendo desde que hace casi 15 años se formara la agrupación escénica y empezase su trabajo.

Su viaje a Gasteiz será casi un relámpago dentro de una agenda sin huecos en Inglaterra, con representaciones escolares de esta obra incluidas. De esta forma, el Festival Internacional de Teatro de Gasteiz se dejará invadir por un Enrique V diferente para su inauguración.