DOnostia. Aunque sus obras parezcan indicar lo contrario, Lasse Hallström dice no ser amigo de sentimentalismos. Por eso, con su último filme, Hypnotisören (El hipnotista), no solo ha regresado a trabajar a Suecia, su país natal, tras una ausencia de 25 años, sino que también ha cumplido su "fantasía" de rodar un thriller alejándose de su imagen habitual. Para ello, el director de títulos como Las normas de la casa de la sidra (1999) o Chocolat (2000) ha querido ha empleado una novela escrita por Lars Kepler en la que narra la investigación que llevan a cabo un policía judicial y un hipnotista para descubrir al psicópata que ha perpetrado una sangrienta matanza.
"Se me acusado de ser demasiado blandengue porque mis películas son cálidas. Eso me gusta, pero ahora quería alejarme de ese enfoque más blando y sentimental, ser un poco más duro", afirmó en la rueda de prensa tras la proyección de la última película a concurso. De todos modos, en lugar de imitar el tipo de thrillers que se hacen en Estados Unidos, que tienden a "hablar en voz demasiado alta", Hallström prefirió hacer un trabajo que pareciera "más real y auténtico". Así, su película se centra en los personajes y no los sacrifica en por la trama. A su juicio, "es una especie de híbrido" que mezcla thriller y drama familiar, ya que a la historia de la investigación policial se suma otra centrada en los problemas de pareja del hipnotista y su mujer, que se ven agudizados por la misteriorsa desaparición de su hijo.
"Quería mostrar los horrores verdaderos de perder un hijo y plasmar las reacciones irracionales que eso puede conllevar", aseguró Hallström después de que su mujer, la actriz Lena Olin, dijera haber realizado una investigación documental para entender y conectar con su personaje, que vive "reacciones ilógicas" regidas por una "lógica emocional".
El realizador se mostró orgulloso de las interpretaciones de su película y destacó especialmente al protagonista masculino, Mikael Persbrandt, que hace el papel del hipnotista. "Es el mejor actor sueco y si al hablar en inglés no tuviera un acento tan marcado, sería una estrella mundial", aseguró de un artista que "tiene mirada, inteligencia y voz". "Es ideal para interpretar el personaje y su química con Lena está contrastada, ya actuaron juntos en Bang Bang Orangutang", añadió.
OBRAS DE AMOR Lasse Hallström, que no dirigía en Suecia desde Mi vida como un perro (1985), afirmó ser capaz de rodar en cualquier parte del mundo -"voy a donde me lleve el guión"- y por ello compagina producciones de Hollywood más comerciales y de gran presupuesto con trabajos más pequeños que definió como "obras de amor", entre las que figura El hipnotista o la reciente La pesca del salmón en Yemen. "Este verano he rodado en Carolina del Norte, así que estoy por todas partes", afirmó en alusión a Safe Haven, su próximo proyecto, "un romance con elementos de thriller" cuya posproducción le mantendrá ocupado hasta Navidad.
Este largometraje, por tanto, se ambientará de nuevo Estados Unidos, país en el que reside, pero tras la experiencia de El hipnotista, no descarta regresar a Suecia con nuevas historias. "Tengo la mente y las puertas abiertas para volver allí, pero de momento no hay ningún plan", aseguró. Lena Olin, por su parte, se mostró feliz por haber vuelto a conectar con su país durante seis meses y por haber actuado en su idioma materno: "Siempre es diferente y para un actor tiene más sentido trabajar en su idioma".