Donostia. Un Robin Hood a la inversa, que "roba a los pobres para dárselo a los ricos". Así se autodefine Marc Tourneuil, el tiburón financiero que protagoniza Le capital, una vibrante y afilada sátira del mundo de las altas finanzas con el que el veterano y combativo Costa-Gavras sorprendió ayer en la Sección Oficial. El autor de títulos como Z, Missing o Arcadia ha contado con el actor Gad Elmaleh para intepretar al emergente presidente de un poderoso banco que se caracteriza por su falta de escrúpulos. El personaje, Marc Tourneuil, está basado en el de la novela de Stéphane Osmont, presente en la rueda de prensa de ayer. "En el libro lo imaginé como alguien sin cualidades éticas ni morales. Solo le mueve la avaricia y el objetivo de enriquecerse personalmente: tiene que satisfacer esa incapacidad que tiene de disfrutar de su dinero y de su fortuna", dijo el escritor.

En el encuentro con la prensa se habló largo y tendido de política, economía, banca y ética. El director vinculó su filme con lo que considera "idea esencial" de la sociedad actual: "Los ganadores, que son solo unos pocos, cada vez ganan más y los perdedores, que son la mayoría, cada vez pierden más".

La película está trufada de frases brillantes, alguna de las cuales arrancó aplausos durante la proyección, especialmente aquella en la que un ciudadano le decía las verdades del barquero al banquero: "Los bancos joden de manera triple al ciudadano; engañándole en la Bolsa, abusando de él como cliente en las sucursales y al presionar a los Gobiernos para que paguen sus deudas con dinero público".

En otro momento, el protagonista se define como un "banquero normal" que "solo hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres". Costa-Gavras lo definió como banquero "legítimo" en la medida en que "no hace nada contra la ley": todas sus prácticas son "legítimas" y están amparadas por los gobiernos, que no promueven leyes para controlar a los bancos. "Los lobbies de los bancos son tan fuertes que no se puede hacer leyes sobre ellos. Los gobiernos de Europa podrían establecer reglas, pero los americanos no las tienen, por lo que si lo hicieran serían devorados. Habría que hacer reglas para todo el mundo", aseveró.

MOVILIZACIÓN social Sobre la responsabilidad que la clase política tiene en la crisis, el realizador subrayó que "todos los políticos, ya sean de izquierdas o derechas, han aceptado crear una Europa como si fuera un supermercado, basándose solo en la economía y sin pensar en la política y en lo social". Y eso explica, según dijo, la "situación de horror" económico que vive Europa. "Son ellos (los políticos) quienes tienen que dar soluciones. Mucha gente va a sufrir durante mucho tiempo y vivirá una vida de pobreza, y eso que estamos en un continente riquísimo con muchas posibilidades", defendió.

La esposa del director y productora de Le capital, Michele Ray-Gavras, abogó por la "movilización de la sociedad civil" y por impulsar partidos y organizaciones que fuercen a los bancos a regular la situación. En ese sentido, Costa-Gavras aseguró que "la sociedad tiene que organizarse de otra forma" en lugar de vivir esperando a un héroe que llegue para robar a los ricos y dárselo a los pobres: "Tenemos que eliminar el mito de Robin Hood".

¿CINE POLÍTICO y thriller? La de Costa-Gavras está considerada como una de las últimas voces críticas del cine europeo, pero el realizador francogriego rechaza su supuesta condición de cineasta político, etiqueta que arrastra desde tiempos inmemoriales. "Yo no me levanté un día y dije: 'Quiero hacer cine político'. En realidad, lo que me intersa es contar historias con imágenes, y resulta que esas historias están relacionadas con nuestro mundo y nuestra sociedad. Eso no quiere decir que condene el cine que solo busca entretenimiento y diversión", aseguró.

Aunque Le capital contiene elementos que recuerdan a un thriller, su máximo responsable opinó que no le gusta ese término americano que procede del verbo thrill (asustar, estremecer, emocionar). Él prefiere decir que hace películas de suspense, historias que "originan una expectativa que deja a la gente a la espera de qué va a ocurrir después". Algo tan antiguo como las tragedias que los antiguos griegos inventaron hace siglos.

El protagonista El conocido cómico francés Gad Elmaleh, pareja sentimental de Carlota Casiraghi, se ha transformado para este personaje que, pese a estar alejado de sus habituales roles humorísticos, mantiene una vis cómica contenida que hace aún más atractivo su papel. "Al principio no entendía que Costa-Gavras me lo propusiera pero decidí confiar en él y fue una gran aventura. El mérito es suyo", concluyó el actor de títulos como El juego de los idiotas.