SAN SEBASTIÁN. "Nosotros no nos podemos definir ni a favor ni en contra de la huelga, pero sí tenemos claro que vivimos un momento complicado y nos solidarizamos con la gente que lo está pasando mal", ha explicado.

En ese sentido, ha comentado que el festival ha pensado que su obligación era defender las películas y los invitados programados para el día de hoy, por lo que se ha concentrado todo en el Kursaal.

"Aquí -ha dicho- siguen las actividades que no se podían parar, pero de puertas afuera no vamos a hacer nada más, para que aquel que siga la huelga no sienta la fiesta del festival como una agresión".

Hoy no habrá coches oficiales, los carteles que decoran la ciudad y la exposición del María Cristina han sido tapados con plásticos negros, y la "alfombra roja" que esta noche hubiera tenido a Monica Bellucci como protagonista se ha suspendido, de modo que "el festival desaparece de la ciudad, y no haremos ostentación", ha resumido Rebordinos.

Lo más complicado esta jornada, ha señalado Rebordinos en los pasillos del Kursaal, ha sido "comprimir nueve días en ocho y un cuarto", ya que había cerradas muchas actividades antes de que se confirmara la huelga, y ha tenido que explicar "muchas cosas, y hay gente que lo entiende y gente que no".

Opina que el festival es "bastante respetado en esta ciudad" y "tiene una buena imagen", lo que le hace suponer que "hará más fácil el día de hoy; hemos tenido que suprimir cosas, pero espero que nos respeten nuestros servicios mínimos".

La jornada de huelga, calcula Rebordinos, podría costar al festival entre 30.000 y 40.000 euros, pero "afortunadamente -apunta- la taquilla está yendo muy bien, nos estamos llevando una sorpresa, y puede que incluso recuperemos una parte de ese dinero".

El director del Zinemaldia reconoce que temían más la repercusión de la subida del IVA de las entradas, del 8 al 21 por ciento, y "sin embargo, no nos está afectando".

"A día de hoy, llevamos una taquilla espléndida, sensiblemente mejor que la del año pasado, que hubo un 80 por ciento de ocupación -una cifra altísima, dice Rebordinos-, lo que nos hace pensar que podamos cubrir ese agujero"

Como ejemplo de sus palabras, comenta que el primer día de festival se vendieron 50.000 entradas, "una burrada en una ciudad de 280.000 habitantes".

También calcula que, a pesar del día de huelga, la recaudación se aproxime "bastante" a la del año pasado, que fue de 600.000 euros, "salvo que haya una debacle".