Donostia. LA perfecta combinación de glamur y compromiso que representan Richard Gere y Susan Sarandon queda sublimada en El fraude, filme que ambos protagonizan y con el que han abierto de manera estelar el Zinemaldia, sin dejar de lanzar una aguda crítica a la impunidad de las elites económicas. "No es un momento en el que el sistema judicial esté funcionando bien en Estados Unidos. Gente que se ha apropiado del dinero de los demás sigue impune", explicó en la primera rueda de prensa del festival Richard Gere. "Algunos incluso están en el Gobierno", apuntilló Susan Sarandon, que posaba a su lado. "¿También sucede eso en Europa?", inquirió Gere.
La política, así, se abría paso entre el indudable glamur maduro de dos estrellas, Gere y Sarandon, que ya tienen en su poder un premio Donostia del festival (ella en 1995 y él en 2007) pero que con El fraude, dirigida por Nicholas Jarecki, se desmarcan de otras inocuas aperturas para abrir un espinoso debate sin renunciar a las formas impolutas del thriller hollywoodiense.
El fraude (Arbitrage), en la que también trabaja Tim Roth, cuenta la historia de Robert Miller, un magnate de las finanzas de Nueva York que, cuando cumple 60 años, ve tambalearse su estabilidad económica y familiar al arruinarse su empresa y sufrir un accidente de tráfico, pero que removerá todo su tráfico de influencias para salir indemne del desastre.
Richard Gere, que luce caída de ojos, melena canosa y andares intactos desde American Gigolo, explicó que "era muy importante resaltar lo encantador de este personaje, encontrar su parte Bill Clinton a este personaje, que le hace sobrepasar todos esos problemas y acabar siendo un ganador", aseguró el galán.
Y Susan Sarandon, que asume el papel secundario de su implacable esposa, entronca su trabajo como actriz con su proverbial activismo político, aunque destacó de esta película que habla más de la corrupción emocional que de la económica. "Todo el mundo se preocupa por su familia, que esté segura y feliz, pero la definición de familia es diferente entre demócratas y republicanos. Los republicanos tienen un concepto más amplio de lo que significa. Conozco buenos republicanos, pero tienen un planteamiento filosófico distinto, priorizan de una manera distinta. No es una cuestión política, es una cuestión interior", dijo.
El fraude, que enfatiza gracias a su sofisticada factura visual el gélido ambiente emocional de las altas finanzas, desmantela la idea de una justicia igual para todos y el juego que mueven quienes están más allá de la ambición y la avaricia. "Hay gente con una adictiva tendencia a ganar, es más allá de la avaricia y ahí está el núcleo de todo lo que ha pasado. Que había gente divirtiéndose con ese juego. Siempre me pregunto qué piensan las madres de esta gente, cómo los han educado para llegar a ser así. Tenemos que criar mejores hijos e hijas", apuntó Sarandon.
El diálogo que plantea El fraude, según Richard Gere "ha seguido entre nosotros desde que se dijo el último corten" y, en la rueda de prensa de ayer, el actor mostró un punto de vista menos radical que el de la ganadora del Óscar por Pena de muerte.
"No creo que existan monstruos, solo gente que comete errores muy grandes", dijo Richard Gere, practicante de la religión budista que considera que esa avaricia por el dinero puede canalizarse hacia otros proyectos como el que ha hecho Bill Gates con su fundación. Pero Susan Sarandon, adalid de la izquierda combativa de Hollywood -apoyó la candidatura de Barack Obama y el movimiento Occupy Wall Street-, ha sido más radical: "Yo sí creo en la gente mala, en los dick cheneys del mundo. Existe gente que no tiene empatía, que le da igual lo le suceda a los demás. No entiendo cuál es la razón, pero existen". Según Sarandon, "no nos estamos enfrentando al problema de base" y "necesitamos un cambio de filosofía".
Y así, con tinte político pero sabor a Óscar (el que algunos han pedido para Richard Gere), quedó inaugurada la 60 edición del Festival de Cine de San Sebastián, que hasta el 29 de septiembre verá desfilar el mejor cine de autor en pugna por la Concha de Oro, y se dejará seducir por estrellas como John Travolta, Catherine Deneuve o Ben Affleck.