Venecia. Con las 18 películas a concurso proyectadas, el León de Oro ya tiene presas a las que hincar el diente hoy tras una edición sin grandes sorpresas y donde ha sobresalido ampliamente The Master, de Paul Thomas Anderson, con la que quizá se midan los trabajos de Mendoza, Assayas, Ki-duk y Serebrennikov.

The Master solo puede ser eclipsada por su propio protagonista, un inmenso Joaquin Phoenix que merece tanto la Copa Volpi, que quizá el León de Oro, que no puede recaer en la misma película, no le parezca tan necesario al jurado presidido por Michael Mann. Tras la decepcionante To the Wonder, de Terrence Malick, la agreste reflexión sobre la búsqueda espiritual de Anderson se ha quedado prácticamente sola en la cumbre, aunque el jurado podría rebelarse contra tanta unanimidad buscando alternativas en un filipino, un francés, un coreano o un ruso. El primero es Brillante Mendoza, que ha abierto los horizontes de su hermético cine en Thy Womb, hermosísimo filme naturalista sobre una pareja madura en el sur de las Islas Filipinas que afronta la posibilidad de la poligamia. Su actriz, fantástica Nora Aunor, también podría encontrar hueco en el palmarés. Otra presencia femenina abrumadora es la de la alemana Franziska Petri, volcán gélido al estilo Hitchcock de la enrevesada trama sentimental de Betrayal, del ruso Kirill Serebrennikov.

El trío de féminas lo cierra la coreana Cho Min-soo, quien abandera Pietà, de Kim Ki-duk, una de las cintas más aplaudidas y salvaje parábola de la deshumanización capitalista en la mejor tradición poética del director de Hierro 3. Frente al tono casi documental de Mendoza, la pasión extrema de Serebrennikov y la violencia no menos extrema de Ki-duk, Olivier Assayas podría llevarse el León al agua gracias a la templanza de la que hace gala en Après mai, filme casi autobiográfico sobre los años posteriores a la revolución juvenil de 1968 y también entre las favoritas de la crítica. Eso sí, si los premios se entregaran por la cantidad de aplausos, el divertimento envenenado de Harmony Korine Spring Breakers tendría que llevarse el León de Oro, un mazazo a los tiempos pausados y el tono solemne. El otro chico Disney de La Mostra, Zac Efron, por su parte, recibía peores críticas por la también notable At Any Price, donde interpretativamente era devorado por Dennis Quaid, pero conseguía transmitir el agrio sabor del éxito macerado en la América profunda.

Otras opciones Por lo bajini ha calado la película israelí Fill the Void, comedia costumbrista de la judía ortodoxa Rama Brushtein, espléndidamente interpretada por Hadas Yaron, mientras que el lugar inevitable para el cine local solo lo puede ocupar Bella addormentata, equilibrado discurso sobre la eutanasia de Marco Bellochio. El último en llegar, Brian de Palma, ofreció ayer con Passion un descabellado juego de intrigas tan divertido como intrascendente, por lo que no parece probable que la Mostra lo incluya en el palmarés.

Entre medias quedaría la suma corrección de la chilena Valeria Sarmiento al recoger el proyecto póstumo de su marido, Raoul Ruiz, en Linhas de Wellington; la fallida producción francesa Superstar, de Xavier Giannoli; la muy superada crítica al cristianismo radical de la austríaca Paradise: Faith, y la rutinaria aunque muy divertida película de Takeshi Kitano Outrage Beyong.