venecia. Una estrella Disney, Zac Efron, encerrada en el mundo agrícola con un cineasta de origen iraní, Ramin Bahrani, conforma la propuesta de At Any Price, desalentador y hábil análisis de los costes de manutención del sueño americano que ha eclipsado en La Mostra a la austríaca Paradise: Faith. El ídolo adolescente, modelo de triunfo multidisciplinar al más puro estilo estadounidense, lidia con una reflexión pausada sobre ese pánico a la derrota que estimula y hace chirriar al mismo tiempo el desarrollo económico y social del país más poderoso del mundo, incluso en los agorafóbicos paisajes de Iowa. Coprotagonizada por Dennis Quaid y el descubrimiento de Maika Monroe, en At Any Price el director de "Goodbye Solo" busca en los pliegues de ese way of life a menudo tachado de simplón y encuentra aristas punzantes y complejas. Pocas preguntas se hace, en cambio, el austríaco Ulrich Seidl, quien ha presentado en competición el bloque central de su trilogía Paradise, con un capítulo subtitulado Faith (Fe), en la que parece decidido a mirar con superioridad manifiesta a sus personajes. Fuera de concurso, el cineasta estadounidense Spike Lee presentó ayer en la Mostra su documental Bad 25, toda una "carta de amor" al fallecido "rey del pop" Michael Jackson con motivo del vigésimo quinto aniversario de la publicación del álbum Bad.