Vitoria. Nació en Gasteiz en 2007 de la mano de varios profesionales ya experimentados del mundo audiovisual de dentro y fuera del País Vasco y se bautizó como Kinoskopik. El realizador madrileño Miguel Ángel Jiménez estaba (y está) entre sus fundadores (junto a los vitorianos Gorka Gómez Andreu e Imanol Gómez de Segura y el bilbaíno Luis de Oza) y él firmó la primera producción estrenada en la capital alavesa a principios de 2008: el documental, rodado en Argentina, Días de El Abanico. Desde entonces ha llovido lo suyo y la firma alavesa ha desarrollado una intensa labor para la pequeña pantalla, el mundo del cortometraje, el sector publicitario, para grupos de música en forma de vídeo clip, para... Pero sin perder de vista en ningún momento al largometraje que en teoría se podría etiquetar de ficción, aunque el adjetivo no le quede del todo bien.
Desde esa mirada distinta, propia, singular, Jiménez, como director del filme, y el resto de la empresa radicada en Álava entró de lleno en Ori, rodada en 2008 para, al año siguiente, ser seleccionada por y estrenada en el Festival de Cine de San Sebastián, más en concreto, dentro de la sección Zabaltegi. El conflicto entre Rusia y Georgia era el trasfondo elegido, una escenografía que desplazó hasta allí muchos esfuerzos y sueños luego traducidos en premios en varios festivales. El filme también llegó a la gran pantalla, pero, ya se sabe, hay cosas que son igual que luchar contra molinos de viento.
Mientras Ori se estaba haciendo realidad, sobre la mesa de Kinoskopik ya estaba la idea de Chaika, el segundo largometraje de ficción de la empresa que, tras dos años y medio de trabajo bajo la dirección de Jiménez y con guión (otra vez) de su inseparable Luis Moya, verá la luz dentro de unas semanas en Donostia para competir, en el marco del próximo Zinemaldia, por el premio Nuevos Realizadores.
Ese mundo que late en la frontera entre los continentes europeo y asiático vuelve a ser el marco de una historia que cuando todavía no había empezado ni a rodarse recibió el espaldarazo económico del Fondo Eurimages del Consejo de Europa en el marco del Festival de Cine de Roma 2010 por la confianza que generó su propuesta frente a otras muchas. Claro que para seguir camino, la productora ha buscado y encontrado también el apoyo de firmas rusas, georgianas y francesas.
Pocos son los detalles que se conocen de esta última aventura, más allá de algunos detalles contados por sus responsables a través de Internet. Se sabe que es una historia de amor entre una prostituta y un marinero perdedor, reconstruida entre dos largas estaciones: el invierno de Siberia y el verano en las estepas de Kazajistán. Eso sí, por lo que el propio equipo ha ido mostrando gracias a las redes sociales, casi se podría hacer otra película de lo que ha supuesto rodar a 15 grados bajo cero o sin agua corriente, todo un trabajo que culminará en Donostia. Y después... Bueno, todo llegará.