Kovacica. Kovacica, un pequeño pueblo del norte de Serbia, es un referente mundial de la pintura naif gracias al insólito talento de sus campesinos para expresar de forma poética la realidad cotidiana, las costumbres, el mundo rural y la magia de la infancia. Una explosión de colores vivos, intensos, cautiva al mirar los cuadros de esos pintores autodidactas, casi todos eslovacos étnicos, cuya creatividad primitiva y espontánea, modesta y altiva a la vez, es un fenómeno artístico único. "Prevalecen en sus pinturas los temas relacionados con el folclore, la vida en Kovacica, los trabajos en el campo, diferentes animales domésticos", declaró Ana Zolnaj Barca, comisaria de la Galería de Arte Naif en ese pueblo de apenas 7.500 habitantes a 50 kilómetros al norte de Belgrado. Agregó que "entre los autores contemporáneos hay motivos nostálgicos, de cómo era antes, cómo se vestía la gente, las costumbres, la vida cotidiana".

Zolnaj Barca explicó que "1952 es considerado el año de nacimiento de la pintura naif original de Kovacica". "Fue entonces cuando empezaron a pintar lo que veían, lo que los rodeaba", señaló. En ese año, en una exposición de los pintores de Kovacica organizada con motivo del 150 aniversario de la fundación de la localidad y la llegada de los eslovacos, el crítico de arte y pintor Stojan Trumic, impresionado por el talento de los artistas locales, les sugirió que se centrasen en temas de su pueblo en vez de reproducir motivos de otros autores. Pronto destacaron los nombres de Martin Paluska, Jan Sokol, Jan Knjazovic, Mihal Bires, Vladimir Bobos, Martin Jonas y Zuzana Chalupova, quienes llegaron a estar -sobre todo estos dos últimos- entre los representantes más respetados del arte naif en el mundo.

La Galería de Arte Naif tiene ahora 21 miembros activos. Los criterios que deben cumplir para llegar a serlo son muy exigentes ya que además del talento el aspirante debe ser afirmado como autor tanto en el país como en el extranjero.