Cuenta el refrán que "cuando el diablo está ocioso, con el rabo mata moscas". Algo así se desprende inicialmente de la sinopsis de ...Perfecto, un cortometraje que el pasado fin de semana inició su rodaje en Gasteiz. Dos amigos críticos con la sociedad "planean, por divertirse, cómo pueden matar a una persona", explica el director. Huele a un título casi gemelo, Crimen perfecto, o incluso a Extraños en un tren, dos largometrajes de referencia en la carrera de Alfred Hitchcock. Y es que, además, también los monstruos personales, la psicología, esas sensaciones palpables que enmarcaba el director británico que se fue a la tumba sin un solo Oscar, serán las protagonistas de este proyecto, nacido en ese caldo de cultivo infinito que es la Escuela de Artes y Oficios, con Eloy González Gavilán como referente tras la cámara.
"He conseguido un equipo extraordinario", asegura Eloy, que, como los dos ociosos protagonistas del corto, podría dedicar su tiempo a hacer maldades. Su vicio, sin embargo, es el cine, una pasión que inició en 1968 a golpe de Super-8 y que ya no ha abandonado el centro de su objetivo. Por entonces, había dificultades mucho más inmediatas que planear un rodaje. Problemas mucho más directos. "Con las primeras Super-8 no se podía grabar el sonido, con lo que la dificultad era ya rodar con diálogo, porque luego hubiésemos tenido que sincronizar textos e imagen". Hoy, Eloy rueda en HD, invertido todo su afán económico en esta locura que es el mundo del celuloide.
Desde el pasado mes de enero, retoca un guión primigenio -nacido en 1978- y prepara los detalles de un trabajo que comenzó a rodarse el sábado en el bar El Abuelo. Pensaban que se podría registrar todo en dos días, pero, claro, el séptimo arte tiene sus imponderables. La preparación de la escena, la repetición de las tomas... El rodaje -llegan las vacaciones- vivirá su segunda parte en el encuadre del otoño.
Las impresiones iniciales no pueden ser mejores, con un equipo volcado. Con el mismo Eloy que llevaba un tiempo deseando comenzar a repetir esa sagrada palabra, ese mantra: 'acción... acción... acción'. "Tenía muchas ganas de empezar; una vez que rodamos los primeros planos se me quitó ese peso de encima", recuerda, y es que, "aunque nos conozcamos, poner en marcha una cosa con quince personas... Hay que tomarle el pulso", apunta Brenan Duarte, encargado de las labores de comunicación del corto.
Porque el equipo está compuesto por una quincena de personas, por "unos aficionados que casi son profesionales", califica el director, desde sus dos protagonistas, Ciro Izurrategui y Adrián Santos, hasta el resto de un elenco que suman Émilie Aranda, Montserrat González, Oihana Fernández, Mario Castillo y Nagore Jiménez. No menos relevante el equipo técnico, donde figuran el profesor de audiovisuales de Artes y Oficios, Juan Arrosagaray (ayudante de dirección); Carlos Mouré (cámara); Fernando Martínez (sonido); Doctor Sax (música); José Antonio García (making of); y Alicia Eguiara (script).
Script y encargada de una claqueta que masticó con fuerza los primeros planos del cortometraje en el bar El Abuelo, un propicio escenario del que "habrá que retocar el -inevitable- sonido de las cámaras frigoríficas". El otro interior de la cinta llevará al equipo hasta la capilla del Seminario Viejo, en Correría; mientras que los exteriores llevarán micros y focos hasta el polígono de Gamarra y las carreteras parcelarias de las inmediaciones de Trokoniz.
El ajetreo de un rodaje no es extraño para Eloy González. Sus primeros pinitos llegaron de la mano de documentales y cortos de ficción, y Zergaitik -junto a Ramón Aguirrezabal-, le valió el primero de sus premios. Sergio, El alfarero de Narvaja, Últimos juegos, La guarida u Olga, donde coincidió con su tocayo Eloy de la Iglesia al tocar también el tema de la droga a principios de los 80... El salto del Super-8 al vídeo, sus colaboraciones con Ramón y José Ignacio Vegas y los reportajes que, desde hace diez años, realiza sobre las exposiciones de la sala San Prudencio... Son otros fotogramas que han ido alimentando el camino de su mirada cinéfila.
Una mirada que ahora vuelca en este nuevo proyecto, que "se editará y yo creo que para noviembre o diciembre lo tendremos preparado; queremos hacer la inauguración en Dendaraba". Inaugurar y rodar lo rodado por todos los encuentros, pantallas y festivales que les abran sus puertas, "incluso subtitularlo y, si se puede, mandarlo fuera".
Todo gracias a los esfuerzos de un montón de alumnos que, como el propio Eloy desde hace un lustro, están vinculados a Artes y Oficios, "un centro realmente vivo y que yo creo que está infravalorado", asegura Brenan Duarte. Por esa implicación desinteresada, este proyecto ya nace con una energía extra. Confía Eloy González en que todo "va a ir perfecto, igual que el título". Parte del camino se ha andado. La claqueta aún está hambrienta.