vitoriA. Me dice mi compañera de butaca -que no es manca, ni bizca, en estas cosas- que esto es jazz revolucionado. Muy certera. Así empiezan Ambrose Akinmusire y los suyos, sin dejar espacio al silencio, cruzando torrentes de notas y entendimiento. Pero el trompetista también esconde cartas sensoriales, solos donde la boca del instrumento es garganta en agónico susurro. Muy especial, así sonaron esos tres instantes de solo con telón de piano, sustentados por un todo sincronizado que sigue la tónica de bolos aquilatados en el refugio del Principal. Foto: J.R.G.
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