vitoria. Anda el público del Principal con la mosca detrás de la oreja. ¿Cuándo llegará el concierto flojo de la semana? No a la altura de Tigran o Phronesis, pero Dominick Farinacci convenció al echar mano de oficio y lírica, proponiendo música sensual, norteamericana y pelín latina, flirteante con el bebop. Música de batería más percusión. De piano con canción propia. De dos bises con visita incluida. ¿Adivinan? Quién sino Jonathan Batiste, el músico que más está exprimiendo el festival, unido al combo en el epílogo que acarició a Piazzolla. Buen ecuador. Foto: j.r.g.