Vitoria. Como de costumbre, el hotel se divide en dos. Dos alas que proponen sendos estilos, siempre distintos, siempre complementarios. Uno puede pasear de la escucha al baile, del concepto a la práctica, gozando de la mixtura. Dos que ya han venido serán los encargados de irse de nuevo a por el público en las medianoches de aquí al sábado.

Jonathan Batiste debutó en la península con Cassandra Wilson. Llegó tras los pies descalzos de la cantante y en Gasteiz hizo cosquillas con las teclas en sus plantas. Pero sus pasos llegaban de mucho más lejos, miembro de una famosa dinastía de músicos, aunque no vale de nada tener sangre de jazz si uno no la demuestra. A fe que Jonathan la ha hecho patente, curtido en bandas de lo más diverso. Su piano ha pasado por el septeto de Wynton Marsalis y ha dado fuerza a Roy Hargrove, ha puesto su melodía al servicio de Harry Connick Junior y también de Prince, lo que, de entrada, habla ya de su versatilidad.

Como buen músico del género, ha viajado por medio mundo, con bolos en más de cuarenta países. Y, hace cuatro años, viajó también hasta la pequeña pantalla. Como hiciera una de las joyas de la pasada edición del festival, Trombone Shorty, su rostro y su música formaron parte de la serie de televisión Treme, ese nuevo experimento de la crew de The Wire, revisando las secuelas del Katrina en New Orleans a ritmo de música y cruces de historias. Las que se cruzarán con su piano durante las noches del NH Canciller Ayala serán las cuerdas del contrabajo de Phil Kuehn y las baquetas de Joseph Saylor.

Del trío al septeto. A solo unos metros de Batiste, The Pink Turtle volverá a poner la noche a bailar. Con la luna en lo más alto, escondiendo como siempre su cara oculta, el combo aprovechará para sacar otra cara oculta, el perfil más swing del jazz, en cinco noches que no permitirán sitio al descanso.

The Pink Turtle se retiró allá por 1969 -cuando el hombre llegaba a la luna-, víctima de su propio éxito, y casi cuarenta años después, en 2007, se recompuso con el mismo leit motiv de swing, pero con un repertorio que se había ido gestando en ese barbecho. Porque el set list del septeto lo alimentan temas insospechados, hasta que uno comienza a disfrutar de la clave del concierto. El juego se establece con éxitos de pop y rock, de Simon&Garfunkel a AC/DC, de Stevie Wonder a Michael Jackson, una llave que funciona desde el primer acorde.

The Pink Turtle ya estuvo en el Canciller hace dos años, y ahora retorna con las mismas ganas de divertir y poner la pista a bailar. Michel Bonnet (trompeta), Pierre Louis Cas (saxo), Patrick Bacqueville (trombón), Christophe Davot (guitarra), Jean-Marc Montaut (piano), Laurent Vanhee (contrabajo) y Stéphane Roger (batería) ejercen el perfecto equilibro a Batiste y los suyos. Elegir es un placer.