La Semana Negra de Gijón clausuró ayer su vigésima quinta edición con una llamada a la "responsabilidad" de los escritores, artistas e intelectuales de "pensamiento crítico", para que asuman un papel de vanguardia en la defensa de los derechos sociales en riesgo por la crisis económica. La ceremonia de clausura se convirtió en un homenaje de despedida a Taibo, alma máter del festival, que dejó el cargo de director y se "retirará gradualmente" de las tareas de organización para convertirse en "autor invitado".