Vitoria. Antes sólo era ir al jazz. Ahora también puedes elegir el jazz. Desde hace años, un circuito paralelo apoya y a veces solapa la programación del Festival de Jazz, convirtiendo la ciudad en un núcleo aún más musical. Son gasteiztarras que crecieron con el jazz, y que se han hecho músicos y hosteleros, coincidiendo en intereses y escenarios. Son también intérpretes que viajan estos días hasta Gasteiz con sus instrumentos, porque saben que aquí la semana respira música.

Sólo a bote pronto sale casi una veintena. Bares, tabernas, cafés, pubs y hoteles. Da igual el rango, la jerarquía o el espacio. La tradición o lo que pinchen habitualmente sus equipos de música. Envenenado de funk, aires latinos, blues, manouche o simplemente jazz, el directo puebla estos días los locales, hasta el punto de que es difícil salir de casa sin tener un concierto cerca.

Falerina se había quedado huérfana de Jazzterrace, pero la gente de Hor Dago!, junto a Montehermoso y Gauekoak, le ha dado aire a tres de las jornadas del encuentro. La Igelaren Banda de Hasier Oleaga abrirá las lides el miércoles, con los temas del batería colándose por el mediodía. También Makala Jazz Funk Band hará lo propio el jueves, y el sábado será el turno de Rita y el Piano. No muy lejos, en el Virgen Blanca, también los mediodías del lunes al miércoles contarán con algo más que el vermú de la mano del swing de Cool Cats, que se alternarán por las tardes con A Contra Blues, hasta la fiesta del domingo. Un poco más abajo, otro que no fallará será el Dublin, que de lunes a sábado ofrecerá planes vespertinos y nocturnos con Hot Wok, Playa Canalla, Vintage, Bite Band, Tres Notas Project, Madri Gras y varios rostros a los platos.

Si uno sigue hacia la Catedral Nueva se encuentra con las tablas del O´Connors, que de jueves a sábado cuentan antes de comer con la música del Arturo Blasco Quartet. Antes, miércoles y jueves, el guitarra y vocalista estará en el Green Bay; y después, sábado y domingo en Un toque de Laurel, siempre por las tardes. Si torcemos por el Parlamento y tomamos San Antonio nos podemos asomar en breve a la que es sin duda la calle del jazz por antonomasia. Hace tiempo que San Prudencio cambió bastón por contrabajo, y El Caminante siempre ha sido aficionado al free, antes incluso de protagonizar el cartel de una de las ediciones del festival.

En la céntrica arteria se puede empezar, a medianoche, por el Alkartetxe, donde Ángel Celada apostará de lunes a sábado por su Songs Project. Se puede seguir por el Molly Malone, donde -cómo no- el protagonista será Iñaki Arakistain, acompañado por Susan Martin en el Disco Funk Project, las noches del lunes a viernes. En el World Music, otro clásico en su cubil, Quique Guzman y su quinteto Five of Us, también nocturno y hasta el fin de semana. Como afluentes se ofrecen calles como Dato o Manuel Iradier, donde Río apuesta por Fool Cool, el miércoles, y por I think Soul, jueves y viernes; y Man in the Moon hace lo propio con Sticky Pointers Instrumental Groove, martes y miércoles, y con Stemboat Jazz Band, hasta el sábado. En el Casco Viejo, Vop Project estará en Erdizka (lunes y jueves) y en Malalengua (viernes y sábado) tardes y noches.

Pero no sólo de centro puro y duro vive el jazz. En la periferia, desde hace años curte su escenario -cómo no, con ese nombre- el Kafe Jazz-Antzokia, que este año diseña su cartel vespertino con Jam pack in purple (miércoles), JB3 (jueves), Aurora Arteaga Cuarteto (viernes), y J.S. Jazz Project (sábado). Hasta Zabalgana viajará, con el Mainton como pista de aterrizaje, el house con descargas de saxo en directo de Raúl Romo, el sábado por la noche. Y otro que no podía fallar es, viernes y sábado, el pote de mediodía con El síndrome de Stendhal, donde sino en el bar que le bautiza.

Por las calles viajarán, de martes a sábado, los vientos de la Shaking All Brass Band, y en el NH Canciller Ayala, centro neurálgico, los protagonistas nocturnos serán Jonathan Batiste Trio y The Pink Turtle, desde el martes. Seguro que más locales se han animado a programar. Hasta quienes intenten huir del jazz no podrán, con citas en el Estadio (B3 Dixieland, martes a jueves) o en pueblos (Congroove, jueves, Lapuebla de Labarca). Gracias a grupos, locales y asociaciones, el jazz no descansa durante el año. Pero es que, cuando llega el festival, su redoble es infinito.