Vitoria. Las mejores comidas suelen ser aquellas en las que los comensales piden platos diferentes y tienen la suficiente confianza como para compartir sus sabores. "¿Quieres probar?". "¿Y tú?". Algo parecido sucedió la semana pasada en Rioja Alavesa. La Ruta del Vino compartió menaje con el Big Band Festival a través de su programa Música entre Viñedos. Era la primera vez que compartían mesa -todo el mantel de la cuadrilla- y acabaron comiendo del mismo plato, compartiendo melodías y gastronomía en seis días que llegaron a todos los rincones.

Turismo cultural, cultura pedagógica, pedagogía turística... Por cualquiera de estos conceptos se podría empezar a componer la melodía de la semana, en la que Ana Isabel Bravo, directora de la Txiki Txiki Big Band, ha enhebrado ensayos a lo largo de todo el mapa que se despliega en el balcón de La Rioja. "Además de acercar la música desde los escenarios la hemos llevado hasta la gente de los pueblos, y hasta la gente de paso".

Leza, Yekora, Kripan, Baños de Ebro y Samaniego han disfrutado de los ensayos abiertos de los txitxikis -una treintena de niños y jóvenes-, que acercaban cada mañana sus instrumentos a las calles de los pueblos revolucionando sus centros neurálgicos. Bares, boleras, piscinas, centros sociales conquistados por las melodías de Wooly Bully, Stray Cat Strut, Moon River... A la altura de las fiestas. "Una señora de Kripan mandó un e-mail al día siguiente de que estuviéramos pidiendo que volviéramos", recuerda Ana Isabel, que también descubrió como muchas personas de las localidades sugería que se hicieran talleres musicales, como los padres de los alumnos proponían ideas para años venideros.

Música entre Viñedos y Big Band Festival. En el mismo plato, compartiendo experiencias. La itinerante gira de conciertos de la Txiki Txiki Big Band -culminada con el bolo oficial de Labastida- y una docena de directos más que han desbordado todos los rincones de Rioja Alavesa. Los grandes focos de Labastida y Laguardia, pero también pequeños pueblos que han visto cómo sus escenarios también eran importantes. "El balance es positivo", asegura Juan Manuel Lavín, presidente de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa, destacando la afluencia de gente y la implicación de los pueblos. "Los ayuntamientos se han involucrado proporcionando espacios, cediendo sillas, ayudando, y ha habido un grado de satisfacción muy alto".

La misma música se ha fundido, combinando visitas de caché como las de Miguel Zenón o Alamedadosoulna con la colaboración de agrupaciones musicales de la zona y de bandas habituales del código genético festival -Gasteiz Big Band, Big Band Berri- en "un intercambio cultural muy positivo", añade Lavín, ejemplificando ese encuentro con la gira de la Txiki Txiki Big Band, que "daba a conocer a los jóvenes los pueblos, para que se relacionen con ellos, y que los habitantes a la vez disfruten de una banda preparando un repertorio".

"En los pueblos han respondido", coincide Jokin Villanueva, presidente de la Cuadrilla de Rioja Alavesa, que asegura que esa lógica "incertidumbre" de compartir mesa por primera vez con un proyecto como el festival, con ocho años previos de andadura, se ha decantado positivamente, con una amplitud que ha llevado la música hasta dieciséis ayuntamientos y una junta administrativa, la de Barriobusto.

Aunque la cosecha se acerca ya a toda la zona, Rioja Alavesa ha plantado este año una semilla con el hospedaje de la novena edición. Al final de su concierto, la banda madrileña -escenario invadido por público- se ofrecía ya para volver a Labastida. Alguien proponía hacer algo en invierno. Es muy pronto para pensar en el año que viene, pero las impresiones no pueden ser mejores. Puede que se mariden o no, que todos estos comensales compartan de nuevo mesa y atril, pero por ahora el Big Band Festival y Música entre Viñedos han pasado una semana inolvidable. Que les quiten lo bailao. Y lo comido. Y lo viajado. La música aún resuena entre el viñedo.