Vitoria. Su maleta anda de un tiempo a esta parte entre Mérida y Gasteiz con pasos obligados en escenarios de otros territorios como Gipuzkoa y Bizkaia. No para. Pero el día de mañana será especial para Belén Nevado. Toca estreno. Su Detritus Teatrus, cuya aventura comparte con Javier Huete, se pone de largo para alumbrar a una nueva criatura. Bueno, a dos. Johny & Jane se suben a las tablas del centro cívico Aldabe a partir de las 19.30 horas (las entradas están a la venta por 5 euros en Hala Bedi Taberna y dos horas antes de la actuación en el mismo espacio de representación) para, desde la carcajada que sale de las tripas, contar una historia sobre el punto débil del ser humano.

Él es un cantante de rock and roll en plena caída. Ella es una mujer dispuesta a desmontar la Cenicienta que lleva dentro. Ambos tienen una cosa en común: el trabajo de Belén. "Es divertido porque investigar la parte masculina de una siempre te aporta cosas. Los dos personajes están llevados muy al extremo. Él es prepotente, ligón, descarado; ella está diseñada para gustar y ser deseada".

Los dos van contando su historia ante un público que también tendrá su papel en todo lo que suceda mañana ("no me gusta revelar mucho porque al final la gente va como con tensión y tampoco es eso; si veo que alguien lo pasa mal, le respeto"). Pero no se trata de desarrollar el mismo hecho desde dos ópticas diferentes, no es una cuestión de relatar las dos versiones. "Hay puntos que se tocan pero lo que hace Johny es más una confesión ante su público, mientras que Jane mira a su trayectoria como la otra, no como la novia o la mujer, sino la que está más allá". Todo ello en un montaje que pasará de la hora, "aunque cualquiera que nos conozca sabe que siempre en nuestros montajes hay un grado de improvisación importante".

Johny y Jane están regidos por patrones muy conservadores. Les diferencian muchas otras cuestiones. Por ejemplo, el sexo. "Es una temática que me interesa mucho desarrollar. En ellos parece que todo es hidráulico, que no les importa nada salvo lo propio. Ellas buscan más el placer mientras la otra persona también goza. Ahí hay grados y momentos que me llaman la atención". "Sigue habiendo una desproporción brutal entre géneros en todos los ámbitos y mientras se mantenga, esta obra tendrá actualidad".

Como En los punkis también lloran (que todavía se representa) y en otras propuestas de Detritus, la risa se encuentra en la base de todo. "El humor es imprescindible para cambiar las cosas. Como filosofía de vida, el humor es un arma. Quiero que se diviertan tanto hombres como mujeres. Claro que tienes elementos en este espectáculo para reflexionar y sacarle punta pero, de entrada, lo que más me interesa es la carcajada visceral. El reto es que el público se olvide de si lo que está viendo es un hombre o una mujer, sino que se meta en el personaje y no piense".

La música, tanto en lo que supone como universo propio como a través de los temas interpretados por Karrocerías Betoño para la ocasión, juega un papel destacado. "El rock and roll es un marco que me interesa para darle caña al espectáculo, no ya por lo que implica de liberación, sino también porque es un mundo que está muy ceñido a unos patrones. Es cosa de hombres. Los roles están muy definidos: los chicos, y las chicas de los chicos".

Todo eso y más es un Johny & Jane que se estrena mañana y que, a corto plazo, ya tiene fechas en los gaztetxes de Lemoa y Barañain. No hay que pararse aunque ahora Belén tenga una de sus bases vitales en Extremadura. "Me conozco ya todos los autobuses y trenes... aunque me suelo equivocar con la ropa", se ríe, aunque "en los viajes aprovecho a tomar muchos apuntes. Las ideas siempre están ahí. En momentos como los actuales, el ingenio se despierta todavía más".