madrid. El Museo del Prado y el Museo del Louvre son las instituciones que poseen más obras pertenecientes a los últimos años de Rafael (Raffaello Sanzio,1483-1520). Por ello, la unión de ambos museos para organizar la exposición El último Rafael es única. Compuesta por pinturas que en rara ocasión salen de sus lugares de origen, la muestra que inaugurará el lunes la reina forma "un apabullante" conjunto -según el director del Prado- que permite contemplar la producción de Rafael y de su taller en los años en que se convirtió en el pintor más influyente del arte occidental.
Coorganizada con el Museo del Louvre, adonde viajará en octubre, y con el patrocinio de la Fundación Axa, la muestra reúne 74 obras, de las cuales la mayoría no se han expuesto antes en España. Los comisarios Paul Joannides y Tom Henry han trazado un recorrido cronológico por la actividad del maestro, desde el inicio del pontificado de León X (1513) hasta la muerte del artista en 1520, y de la de sus principales discípulos, Giulio Romano y Gianfrancesco Penni, hasta finales de 1524. Esto hace que sea la primera gran exposición monográfica que combina pinturas y dibujos centrándose en los últimos siete años de su corta vida, el periodo de su carrera que alcanzaría mayor impacto en el arte europeo posterior.
El Museo del Prado "es casa de muchos artistas y lo es también del genio de Rafael, que logró una de las cotas más altas alcanzadas por el arte occidental de todos los tiempos", señaló en la presentación Miguel Zugaza, director del Prado. Sin el ejemplo del maestro de Urbino "no se entendería el devenir de la Edad Moderna tal y como la conocemos", según Zugaza, para quien con esta muestra se culmina uno de los proyectos de investigación, restauración y expositivo "más complejos de los últimos años". Miguel Falomir, coordinador científico de la muestra, consideró que las últimas pinturas de Rafael no han sido bien comprendidas porque presentan problemas de cronología, porque su diversidad desconcierta y porque no trabajaba solo.
A arrojar luz sobre estos aspectos "y repensar cómo enfrentarnos a su trabajo durante estos últimos años" contribuye la unión del Louvre y el Prado, "que juntos forman el corpus más importante de la obra de Rafael", consideró Falumir para quien la exposición es "un acontecimiento inédito ya que ninguno de los dos había prestado nunca obras tan importantes". Con esta muestra el Prado salda una cuenta pendiente con el maestro, que fue durante décadas, y desde su inauguración en 1919, el principal reclamo del museo, hasta que fue desbancado por Velázquez.
más de cincuenta ayudantes Rafael, pintor, arquitecto, diseñador, llegó a tener en su bottega más de 50 ayudantes especializados en diferentes áreas. La muestra delimita mejor las fronteras entre las obras de Rafael y las realizadas con la participación de sus principales ayudantes, Giulio Romano y Gianfrancesco Penni. Con el primero aparece en Autorretrato con Giulio Romano, pintura procedente del Louvre en la que, según Henry, "parece que Rafael está pasando la batuta de forma simbólica a su ayudante".
Junto al retrato de su amigo Baldassare Castiglione (1519), otra obra emblemática del Louvre, se puede disfrutar en la exposición de La Perla. En esta pintura Rafael muestra un nivel extraordinario de inteligencia artística e inventiva. "Rompió la composición haciendo que la mirada del niño Jesús se elevara hacia la luz que ilumina la cabeza de la Virgen y la espalda de san Juanito y que se filtra en el paisaje de atrás", comentó Joannides, el otro comisario de la muestra.