Washington. El escritor estadounidense Ray Bradbury, autor de Fahrenheit 451 y de otros clásicos de ficción y misterio, falleció ayer en Los Ángeles a la edad de 91 años, según informó su nieto Danny Karpetian a la web especializada en ciencia ficción io9.com.
"Si tuviera que hacer alguna declaración, sería lo mucho que le quiero y le extraño, y espero con interés escuchar los recuerdos que tienen de él todos aquellos que estuvieron a su lado", dijo Karpetian. Reconocido como uno de los grandes autores de ciencia ficción, a él le gustaba identificar su género con la fantasía, ya que muchos de sus relatos estaban basados en la vida cotidiana.
Su nieto quiso subrayar la influencia que Bradbury imprimió en "muchos artistas, escritores, profesores o científicos", y calificó de experiencia "muy conmovedora y reconfortante" escuchar sus historias.
"Su legado sigue vivo en su obra monumental de libros, cine, televisión y teatro, pero, lo más importante, en las mentes y los corazones de cualquiera que lo haya leído, porque la lectura permitía conocerle. Era el hombre más grande que conozco", añadió Karpetian. El novelista estadounidense ya era un gran lector en su juventud, en la que escribía además por afición.
Debido a dificultades económicas, Bradbury no pudo asistir a la universidad, así que comenzó a vender periódicos, pero no cejó en su empeño por formarse y comenzó a hacerlo de manera autodidacta.
ilustrado Además de sus libros, entre los que destaca también Crónicas Marcianas, elaboró libretos teatrales y guiones de cine y televisión, entre los que sobresale su colaboración con John Huston en la adaptación de Moby Dick para la película que éste dirigió en 1956.
Su nombre figura en la lista de los mejores autores de ciencia ficción del siglo XX en la línea de escritores como Isaac Asimov, Arthur C. Clarke o Robert A. Heinlein. Entre sus obras también destaca El hombre ilustrado, el libro favorito de su nieto, quien al comunicar su muerte pidió a sus seguidores que compartieran las citas favoritas de su abuelo. Karpetian escogió precisamente un fragmento sobre la muerte perteneciente a esa obra: "Mis melodías y números están aquí. Han llenado mis años, los años en los que me negaba a morir. Y para ello escribí, escribí, escribí al mediodía o a las tres de la madrugada. Para no estar muerto".