LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. Hasta el tiempo dio una tregua al cantante de "Born to run", que actuaba por primera vez en Canarias, y refrescó antes del comienzo del concierto, puesto que a lo largo del día sus fieles han tenido que aguantar temperaturas en torno a los treinta grados.

Springsteen, que comenzó el espectáculo con 30 minutos de retraso y ataviado para la ocasión con vaquero y camisa negra, eligió para abrir sus casi tres horas de concierto en la capital grancanaria, dentro de su gira europea "Wrecking Ball Tour 2012", el tema "We take care our own".

Con un previo saludo de "Buenas noches Gran Canaria", el jefe dio el pistoletazo de salida a un concierto que acabó pasada la medianoche, y que ofreció al público una mezcla de sus grandes clásicos y de los temas de su último trabajo.

Al tema de apertura le siguieron otros de su últimos trabajos como "Wrecking Ball", "We are alive" o "Death to my town", entre otros, que intercaló con sus grandes éxitos como "Born in the USA" o "The River", con los que levantó al público grancanario.

El cantante acercó casi una treintena de temas al público isleño, peninsular y foráneo que se congregó en el Estadio de Gran Canaria, que aunque no lo llenó disfrutó del concierto y arropó al artista estadounidense durante toda su actuación.

Springsteen se mostró cercano durante todo el espectáculo; se sumergió entre los espectadores en varias ocasiones, para saludarlos y atender a sus peticiones musicales, así como para hacerse con algunas pancartas como una que leyó y que le agradecía su visita a Gran Canaria.

"The Boss" demostró que a sus 62 años "está en forma", puesto que no hizo ni un parón a lo largo del mismo.

Al igual que hizo en Sevilla, el jefe mostró también su lado más reivindicativo al comentar que la situación estaba complicada en su país, porque había gente que había perdido sus casas y sus trabajos, "pero que en España era aún peor".

Por ello, dedicó uno de sus temas a los que lo estaban pasando mal.

Además, hizo un homenaje a las historias de "holas y adiós", tal y como explicó en un castellano con acento mexicano, es decir, "sobre lo que perdemos y lo que queda para siempre".

El cantante estadounidense también tuvo tiempo para recordar a su amigo y saxofonista de la legendaria banda que le acompaña Clarence Clemons, que falleció el pasado año.

También consiguió descubrir un nuevo talento musical, una niña que subió al escenario para que cantase con él parte de "Wait'in on a sunny day".

"The Boss" no defraudó en el segundo concierto de la gira europea "Wrecking Ball Tour", que da en España y que le acercará a finales de esta semana a Barcelona (17 y 18 de mayo), y que durante el mes de junio tras pasar por Alemania le traerá nuevamente a España a las ciudades de San Sebastián y Madrid.