¿Por qué celebrar el número 13?
Nunca hemos sido de hacer celebraciones porque nosotros consideramos que todos nuestros discos y conciertos son una celebración. Pero, de hacer, el número 13 nos parecía muy sugerente. Y viviendo en un país en el que surgió el movimiento Ez dok amairu, pues Ba dok amairu (risas). Este año nos apetecía hacer un formato diferente, enredando a un montón de amigos... Pero no para que se dedicaran a decorar el disco, sino que, con unos parámetros básicos, lo elevaran a otra categoría o ampliaran el concepto del grupo.
¿Más que un álbum, se trata de una aventura de arte 'global'?
Es algo que nos apetecía. A veces estás con los amigos, de copas y surgen historias... La verdad es que este disco ha surgido con muchas copas de por medio, ya que con la gente que ha participado tienes un nexo de noches pasadas. Hemos liado a un montón de amigos de la plástica, a los que nos une vida en común y copas tomadas, y gente también de la literatura, con los que también hay un nexo, aunque tengamos dos premios nacionales. Por ejemplo, con Kirmen Uribe, lo que nos une es que él era del primer gaztetxe que nos admitió para tocar, cuando no éramos un grupo políticamente correcto, en los 80... Y es que éramos demasiado mariconas para lo que aquí había, sobre todo en Bilbao, donde todo era súper tralla y mega punki.
Desde el título, los sueños, que aparecen en 6 de las 10 canciones, protagonizan el nuevo compacto.
Estas cosas surgen y nos sabes por qué. El anterior fue una especie de monográfico del deseo. A veces los caminos del señor son inescrutables, como diría cualquier ateo; quizá fue porque el título de la primera canción que trabajamos fue Al amanecer seguir soñando. Es importante trabajar en estos tiempos el territorio de los sueños, ya que es un territorio anexo al deseo y nosotros no lo vemos desde el punto de vista del soñador que va siempre por las nubes. Nosotros hablamos de lo importante que es la capacidad de imaginar continuamente situaciones diferentes y, posteriormente, pegarse por ellas. Además, pensamos que el alimento del deseo es el sueño. "Soñar para desear y correr tras tus deseos", cantábamos. En los tiempos actuales, creemos que, en muchas ocasiones, casi lo único que uno puede hacer es imaginar situaciones distintas, en todos los territorios, y soñarlas desde ese punto en el que uno conecta con cosas muy potentes de su interior. Es la ensoñación, ese concepto tan femenino, por otra parte. Y, después, pegarse por realizarlas, por encarnarlas, incluso aunque te equivoques y te pegues mil hostias.
¿Este disco es el reflejo de la calma que está empezando a disfrutar tras la tormenta que dio lugar a 'Deseo: Cartografía Imposible'?
En mi caso, los periodos de calma sé de sobra que vienen detrás de una tormenta y que, posiblemente, anteceden a otra. La vida es así, conocemos las cosas por contraste. Esto no quita para que, con el tiempo, también aprendas a distanciarte de tus deseos, que es importante hacerlo, y de tus emociones, intentando poner un poco de cabeza para ordenar este tipo de cosas. Si bien alguien que no imagina realidades diferentes, alguien que no desea, es un muerto viviente, un zombi; dejarse arrastrar siempre por todo ello también resulta peligroso.
¿La rutina y la soledad son el peor de los enemigos de Francis?
Cuando intento hablar de algo, evidentemente busco en mí, no hablo de cosas que desconozca. Eso sí, busco en el territorio que es mío pero también de cualquiera, porque creo que ése es el que interesa. Quien cuenta solo su pena, lo normal es que dé pena, y eso es algo lamentable para un músico. Pero si tú pierdes el ego, y cuentas tu pena, ésa que también es de cualquiera, ya que en el fondo no somos tan distintos, lo elevas casi a la categoría de mito pasando por encima del cotilleo. Ése es el territorio en el que yo trabajo, y por lo tanto, puedo hablar de la rutina y de la soledad, pero es algo que nos machaca a todos. Y, precisamente, para salir de eso, hay que soñar. Y aunque muchos de los sueños casi antes de nacer terminen muertos, hay que seguir imaginando realidades diferentes porque si no, se nos cae todo, caemos en rutinas y en apatías.
En el álbum presenta, por decirlo de alguna manera, dos posiciones ante la crisis y la vida, la primera vinculada a la reflexión que da título a la canción 'Aprendiendo a caer de pie'.
Vivimos en una sociedad que ha valorado la seguridad como el tope. Y hay que tener una cierta seguridad, es evidente, pero la vida, básicamente, es aventura. Y la aventura, si uno mira al diccionario, significa "empresa incierta que implica riesgo". Y la vida es así, porque de otra forma no nos movemos. Tenemos que ser aprendices de equilibristas.
Y la segunda, que parece contradictoria, figura a continuación en el tema 'Contra viento y marea' y es la aferrada a la sentencia "desde el suelo, aprender a volar".
Estamos ante un abismo, las cosas están jodidas... Históricamente tenemos el máximo de libertad alcanzado por la especie, con el mínimo de violencia y, sin embargo, no sabemos qué hacer con todo ello. Cuando la sociedad se enfrenta a los abismos tiende al retroceso, a sacar la parte más conservadora. Frente a eso, creo que hay que empezar a descubrir que podemos volar.