Vitoria. En estos diez años que justo hoy cumple Artium, el museo ha sido muchas cosas, pero, por lo menos en un primer vistazo a la memoria, nunca un salón de juegos. Hasta ahora, claro. Esta conversión, por lo menos en uno de sus espacios, viene dada por la propuesta que el artista madrileño David Maroto realiza desde ayer y hasta junio dentro del programa Praxis, un proyecto expositivo que necesita de la acción del espectador para llevarse a cabo.
"Cuando otros juegan, sea a lo que sea, parece que todo eso es trivial, pero cuando eres tú el protagonista, el que está tomando parte activa, entonces todo parece más interesante y serio", describió ayer el creador nacido en Valdepeñas para presentar una exposición bautizada como Illusion-Disillusion que se compone de piezas realizadas de manera específica para la capital alavesa pero también de obras con unos diez años de vida, algunas de las cuales ya han viajado por espacios y festivales como el Museo de Arte Contemporáneo SMAK de Gante, el EFA Project Space de Nueva York, el Tina B Festival de Praga, el W139 de Ámsterdam y el O3ONE de Belgrado.
En este caso, la invitación al espectador parece sencilla. Maroto despliega una serie de juegos junto a sus instrucciones y, a partir de ahí, lo que el público quiera. En la sala sólo va a estar una persona para dar algunas informaciones si se le piden y, sobre todo, reconocer a quien juegue y gane (si es que la victoria es posible) con un sello en el fanzine editado sobre la muestra. Con siete marcas, entrada gratis al museo. Sin embargo, no todo se resume así de fácil. "Aquí hay muchas capas de significado", advirtió el artista durante la presentación del proyecto, acto en el que estuvieron presentes la diputada de Cultura, Iciar Lamarain, así como el director del centro, Daniel Castillejo, y la conservadora y comisaria Blanca de la Torre.
Juegos inventados por el propio Maroto o trastocados por él partiendo de entretenimientos tradicionales componen un recorrido relacionado entre sí donde hay verdaderas pruebas de agudeza visual y mental, donde ganar no es posible todas las veces o tal vez sí siempre y cuando se asuma que de la derrota se puede aprender.
Cada pieza cobra sentido aquí y ahora, es decir, nunca puede provocar lo mismo. Y cada una de ellas se puede encontrar en las páginas de la novela Illusion escrita por Maroto (dos ejemplares están en la sala con señales en las páginas en donde se hablan de los juegos presentes). Cada obra es independiente pero está relacionada con las demás formando un conjunto de intenciones y objetivos. El creador, de esta forma, sitúa a los espectadores que toman parte ante situaciones en unas ocasiones absurdas, por lo menos en apariencia, y en otras contradictorias.
De esta forma, el madrileño David Maroto se une a la ya larga lista de nombres que han tomado parte en Praxis, programa de Artium y conducido por De la Torre en el que el museo alavés, por un lado, pone a la vista del público el proceso de creación de los artistas llevando a sus salas el interior de los talleres de los autores, y en el que, por otro, pide al espectador de su implicación en esa producción para dar forma y fondo al proyecto que toque en cada ocasión.